Pues la verdad es que esta la tenía pendiente hace años, pero bueno, nunca es tarde, supongo...
La verdad es que me ha sorprendido muy muy gratamente y por muchos factores, es una lástima que haya pasado tan desapercibida, dentro de lo que cabe. Para empezar, esta es la primera película de una saga de ellas. Yo tengo la primera (esta, claro), la cuarta y la quinta (en DVD) y no sé si será fácil localizar las otras. Tampoco sé si hay más tras esa quinta. Estaría bien investigarlo. El aso es que, de nuevo, nos encontramos con Tomisaburo Wakayama interpretando un papel memorable (el de monje un poco díscolo pero de buen corazón, que domina las artes marciales y tiene una fuerza impresionante). La película, obviamente, nos remite a otras sagas memorables: Lone wolf o Hanzo, pero también a la de su hermano, Shintaro Katsu: Zatoichi. De hecho, creo que nunca los había visto a los dos tan cerca en sus interpretaciones, y cerrando los ojos, podríamos hasta confundirlos (y abiertos no os creais). Vale que es la típica historia de yakuzas, pero es que Wakayama está inmenso, y se mezcla el humor con la contundencia desmesurada, para asistir a dos combates finales (sí, dos, por si no había suficiente), realmente demoledores a puño limpio y kárate.
En fin, si os gustaron todas esas sagas, no la dejéis pasar porque la vais a disfrutar como pocas. Y nada, será cuestión de hacer justicia e intentar hacernos con lo que falta...