Pues después de leer a Assayas, uno podría esperar no se sabe muy bien de esta película, fuera de su importancia (mucha) como película fundacional de la nueva ola taiwanesa... Sin embargo, a mi me ha sorprendido... Situada en su tiempo, en una cinematografía de ciencia-ficción, al modo del cine de teléfonos blancos de la preguerra italiana, es evidente que juega sus cartas al realismo, pero lo hace de una manera curiosa... En el primer episodio, un niño vive obsesionado con un dinosaurio (que realmente parece una reproducción de Godzilla... con lo cual yo no podía dejar de imaginarme que el niño era Alikuekano de pequeño
), y esta historia sirve para retratar un poco la vida familiar de aquellos tiempos, imagino...
Siguiendo el orden de personajes cada vez un poco mayores, Edward Yang se ocupa de una niña (que prefigura One day on the beach), en edad de descubrimientos sexuales (y no deja de ser curioso el tema que elige Yang, y que el punto de vista de la narración sea eso, una mujer). Realmente, este episodio, concentrado, reúne mucho del buen hacer de Yang, tanto a nivel argumental como en su manera de filmar, realmente prodigiosa, porque este hombre mueve la cámara como pocos...
Si las dos primeras entregas son más "serias", las dos segundas abrazan descaradamente el humor, más la última que la penúltima, pero en igual modo... La historia de "gordito", obsesionado con ganar en una competición a los extranjeros, sirve a su vez para realizar una nueva radiografía taiwanesa (verdadero objetivo de In our time, más allá del tema generacional...).
Y finalmente, tenemos el último episodio, comedia de situación con una radiante Sylvia Chang, que si algo critica debe ser las comunidades de vecinos... o quizás una sociedad encerrada tras puertas y rejas, que no escucha...
En definitiva, una película más que interesante para acercarse a un cine que estaba naciendo, a la vez de un cineasta que ya se reivindicaba desde su primera media hora de puro cine...