No le encuentro mucho el tono documental que se menciona, salvo alguna toma suelta de la ciudad y quizá el esquema general del guión; todo lo demás, el grueso de la película, es puro drama, amargo y crudo como la realidad que representa. Hay algunas escenas de un impacto sentimental hondo, especialmente para aquellos sensibles a los niños, y lo mejor es que lo consigue sin manipularlos ni buscar la lágrima; más bien retratando secamente realidades que fueron más frecuentes de lo que podamos asimilar. Una obra que hay que ver. Imprescindible.