De vez en cuando me gusta revisionar los clasicos que tengo en DVD, y el otro día le toco al gato negro de Shindo.
Cine con mayúsculas. Practicamente así se puede decribir la obra de Shindo, destacando entre toda su obra que es magnifica las tres más conocidas, Onibaba, la isla desnuda y por supuesto esta.
Hay muchísimos elementos a destacar, aunque como a todos los que ya lo habéis comentado, el que sin duda llama más la atención es la fotografía. El absoluto control de la iluminación que tiene en todas las escenas es magnífico. Los contrastes de luz y oscuridad con que se recrea en algunas escenas, aparte del preciosismo que aportan a la escena en sí, sirven a la historia de modo que en todo momento eres consciente de donde y cómo transcurre la acción, sobre todo a la hora de representar la irrealidad que existe en la casa, más allá del bosque de bambú.
Y es con esta revisión me he dado cuenta de prácticamente es el elemento que te cuenta toda la historia: Todo lo que transcurre "en la vida real" es durante el día (el inicio con el trágico destino de la madre y la esposa), los encuentros con el daimyo, la presentación del personaje del hijo... Sin embargo cada vez que nos acercamos a la puerta de Rajomon, reina la oscuridad absoluta. Sólo distinguimos la propia puerta que marca el fatídico límite que condenará a todo samurái que pase por allí, y al pobre incauto a caballo rodeado de negrura.
¿Y qué ocurre una vez cruzada la puerta? Que nos adentramos en la casa, más allá del bosque de bambú, una casa de planta extraña, donde no terminamos de distinguir exterior de interior y donde las luces y la puesta en escena nos transmite una sensación de irrealidad. En todo momento sabemos que aquí hay algo fuera de lugar.
Pero la genialidad es que cuando estos juegos de luces y sombras parecen quedar establecidos, cuando ya te ha marcado los límites en los que se mueve la historia, en una gran escena más propia de una obra teatral, madre y nuera mantienen una conversación entre sombras y luces, moviendose y moviendo con ellas la luz, que nos hace ver que su mundo aún es más diferente del nuestro. ¡Chapeú!
Lo cierto es que creía que la tenía más fresca, pero no. Así que ha sido un auténtico placer revisitarla. Animo a todos aquellos que no lo hayan visto que no se pierdan esta joya del cine.