¡Hola, comunidad!
Yo recelaba de esta película. Desconfiaba de ella como desconfía uno de los discos de
the songs but not the singer o del grupo/homenaje que vive de hacer
covers de tu banda favorita. Estaba equivocado.
This is the real thing! No hay ninguna impostura. Se beneficia, en todo caso, de que en 2003 los equipos de grabación habían ultrapasado los niveles de calidad de los que dispusieron sus antecedentes. Y eso es muy importante, porque el aspecto visual es abrumador y, en gran medida, estos discursos se articulan desde el simbolismo, la estética y la imaginería del autor; desde una saturación sensitiva. Todo le funciona de maravilla. También se beneficia de cierto poso, de más control o planificación que la que tuvo ese cine de Terayama, pero a cambio pierde esos momentos de arrebato surrealista, cierta fiereza. Y no es que esta odisea del alma no discurra por ahí: va del concreto onírico al inaprensible, etéreo, ingrávido existencialismo; del teatro surrealista a la naturaleza rabiosa. Una odisea que visita la locura, el tánatos, el sexo... y la sensualidad que rebosa tiene una de las medidas más exactas, una de las expresiones más gozosas que se pueden encontrar.
Me ha encantado. De a ratos hasta parecía oír ecos de aquellos tiempos en los que cada obra de arte tenía algo de manifiesto fundacional, de innegociable posicionamiento del artista frente al ser.
Yo es que veo películas así y me pongo lírico.
Sólo me resta un vano intento de encontrar
I've Heard the Ammonite Murmur¡Saludos!