Lamentable película, no vale ni para echarse una siesta. Os dejo una reseña q escribí en su día sobre esta película haciendo un gran esfuerzo por mantener la compostura
Desde luego Tokyo Psycho no es otra película más del nuevo terror japonés que ha invadido nuestras pantallas en los últimos tiempos. A Ataru Oikawa, el director del film, no le interesa el terror heredado de Hideo Nakata, ni siquiera parecen interesarle demasiado las corrientes existentes en su país dentro del género de terror. Sus fuentes de inspiración parecen más cercanas a los films de psychokillers producidos en los Estados Unidos que en los cuentos de fantasmas locales, sin embargo el estilo visual de este Tokyo Psycho se aleja del cuidado estilismo hollywoodiense en favor de un lamentable tono amateur. No hay una coherencia en la realización de este peculiar director. Los encuadres descuidados, hiperbólicos y mareantes son una constante a lo largo del film. La iluminación, la fotografía, el diseño de producción e incluso la banda sonora demuestran una asombrosa precariedad profesional que irremediablemente llevan a plantearse si ésto se debe a la excasa capacidad de su director o a la falta de interés del mismo en un proyecto que fracasa desde los primeros minutos de metraje.
De algún modo, Tokyo Psycho pone de manifiesto una actitud similar a la de un niño ante un trabajo que le incomoda y en el que, desde luego, no es capaz de trasmitir ninguna de sus inquietudes en proceso de formación, inquietudes que el propio Ataru Oikawa debería conservar dado su caracter de director poco experimentado.
La pobre dirección del director japonés resulta más criticable al tratarse éste de un film de terror, género convertido en inmejorable escuela para futuros cineastas, quizás porque es el que con el tiempo ha adquirido un estilo más formulario y, por tanto, más fácil de aprender, reproducir y ampliar. Ataru Oikawa podía haberse limitado a repetir los patrones del género pero su, digna y elogiable, apuesta por un estilo propio y reconocible han jugado en su contra pues no se puede pretender ser maestro cuando todavía no ha dejado de ser alumno. Obviamente ésta no es una regla absoluta y son muchos los directores que hacen gala de una sorprendente capacidad artística desde sus primero trabajo, pero, lamentablemente, Ataru Oikawa no pertenece a ese grupo.
El guión, escrito por el propio director, parte de una sencilla premisa en la que una joven comienza a recibir amenazadoras cartas de un desconocido. A medida que las cartas se suceden la tensión irá en aumento hasta llegar a un poco elaborado final. La previsibilidad del guión unido a la pésima ambientación de la película impiden que el espectador pueda participar activamente en la historia relatada, y posiblemente aqui resida el mayor defecto de Tokyo Psycho pues sentir algún tipo de miedo o inquietud a lo largo de su escaso metraje responde más a una casualidad que a los méritos del equipo técnico del film...
En definitiva, una decepcionante propuesta de terror que falla tanto en sus planteamientos como en sus formas.