Bueno, pues siguiendo con el ciclo de la señora Ann Hui, tras la trilogía de Vietnam me vi este Love in a Fallen City. La película me gustó mucho, al menos durante la primera, donde la directora realiza un inmejorable trabajo alrededor de los espacios de la mujer durante aquella época. Acompañamos a la actriz en su intimidad, en silencio. No hace falta explicar nada, ni tener voz en off. Allí estamos solos junto a ella, es muy bonito. Hui maneja los símbolos muy bien y habla, siempre sin mostrarlo claramente, de un mundo jerarquizado, donde cada uno tiene que verse obligado a cumplir su rol. Un mundo donde más allá de lo formal, está dominado por la envidia y el rencor. Tras una media hora magistral, la película cambia de escenario. Shanghai por Hong Kong. Un nuevo mundo, un crisol de culturas, donde nuestra protagonista, una mujer china tradicional, es un objeto extraño, pero quizás también por ello preciado. Y la historia de amor que se produce es sencilla, sin aspavientos. En cierta manera, el juego de amantes, de no querer ser correspondido, del miedo a amar, recuerda a las películas de Wong Kar-wai. Pero mientras este último tiene un estilo más marcado, lo que tiene sus cosas buenas, pero también otras malas (en muchas películas de Wong yo me he sentido algo agobiado por la intención del director a querer maravillar a cada segundo, sin dejar "respirar" la película), esta película de Hui tiene un estilo más liviano, más ligero, donde las imágenes parecen crearse casi sin querer.
En el éxito de la película tiene mucha culpa la portentosa actuación de Cora Miao, sin duda una de las mejores actuaciones que he visto yo en una película. Esa mujer especialista en mirar hacia abajo (como bien le dice su amante interpretado por Chow Yun-fat) es maravillosa. Una mujer maltratada por la vida y obligada a mantener una entereza formal, a ser lo que se espera de ella y no poder liberarse. La contención y humildad con la que actúa Cora Miao es soberbia, ya que gracias a esa rigidez, cada gesto, por muy simple que sea, sobresale con fuerza.
Lo que menos me ha gustado de la película son los últimos veinte minutos, donde la película se desdibuja por completo al añadirle el componente bélico. Entonces, camina por senderos más convencionales e incluso parece una superproducción de Hollywood (una buena, al menos, jaja) y no esa película de pequeños espacios y de sentimientos reprimidos que era hasta ese momento. Una pena, porque si hubiera seguido aquel camino, Hui habría realizado, en mi opinión, una de las obras maestras absolutas del cine hongkonés.