Bueno, bueno, bueno. ¿Qué se puede decir? Pues que es una gran, grande, grandísima película. De esas en las que no sólo se conecta con las emociones y motivaciones que se describen en la pantalla, en las que se plasman sentimientos tan antiguos y, por qué no decirlo, tan actuales como la venganza, el fatalismo del destino, el honor, la soledad,... sino que el diseño de la producción se puede codear con las archimillonarias hipermegaproducciones hollywoodienses de tú a tú, sin despeinarse, por lo que resulta una gozada dedicarse al visionado de las 2 horas que vuelan de su metraje sin decaer el interés en ningún momento.
El actor protagonista, soberbio, Lee Byung Hun, al que recuerdo de varias otras películas también interesantísimas, como J.S.A. de Park Chan-wook. Lleva el peso de 3/4 partes de la película con absoluta personalidad. Este actor tiene una mirada suave y tierna que es capaz de decir muchas cosas sin pronunciar ni una palabra.
Entrando ya en el guión (y a partir de ahora, si no se quiere leer spoilers, sáltese al último párrafo), me resulta curioso que a mucha gente le haya decepcionado. Quizá es que en una película de venganza mafiosa sea obligatorio contar historias grandilocuentes, giros de guión a cuál más asombroso, épica de redención majestuosa o cosas así. Para mí, precisamente las ideas y emociones más básicas son las que menor desarrollo argumental necesitan. Sólo se requiere una dirección con pulso firme y sensibilidad, un montaje inteligente y unos actores capaces de transmitir y de hacernos creer. Eso es lo que cuenta esta película, la historia de un hombre encumbrado en el submundo hasta los puestos de segunda línea de batalla que se da cuenta de cuán vacía está su vida, y que cuando encuentra algo de lo que se da cuenta que realmente merece la pena salvar, le ordenan que lo destruya sin más, que lo despache como cualquier otro trabajo. En ese momento se rebela, y el desaire le sale muy caro. Tanto que queda mutilado y repudiado por todos, enemigos y ex-aliados por igual. En ese momento se produce una cadena de violencia imparable y sin posibilidad de vuelta atrás. Y ya está, no hay que pedirle más.
Cuántas veces hemos visto eso mismo en otras películas, emociones y sentimientos que impregnan toda una película aunque apenas sucedan cosas, pero que te llegan a lo más hondo. ¿Suceden muchas cosas en "La Misión" de Joffé? Pues si se describe objetivamente, 4 acontecimientos y ya. Pero anda que no dice cosas esa película. ¿Y en "Atrapado por su pasado" de De Palma? Otro tanto, pero es una magnífica descripción de lo que es el fatalismo y el no poder sobreponerte a tu destino. Se me han venido esas dos a la cabeza como podrían haber sido otras 30 más; lo que quiero decir es que no comparto que el guión de esta película sea decepcionante o simplón, por el hecho de que la película no quiere sorprender en el número de cosas que cuenta ni asombrar en lo que cuenta, sino principalmente transmitir emociones y sentimientos básicos, primarios, y eso lo consigue a la perfección.
En otro orden de cosas, lo que más me ha llamado la atención en otraos críticas es la mención a un enamoramiento o apreciación romántica del protagonista con la chica que tiene que escoltar en la primera parte de la película. Lo que yo he asimilado no es ningún tipo de enamoramiento del personaje (¿un tipo duro acostumbrado a la violencia se va a enamorar en 3 días hasta la muerte? Venga ya), sino que en el estado anímico en que se encuentra, pegando palos todos los días, más solo que la una (recordemos la escena del on-off compulsivo del flexo, donde se ve claramente que fuera de su trabajo no tiene absolutamente nada que hacer, es una carcasa vacía), dándose cuenta de que su vida no va a ningún lado... encuentra ALGO -en este caso, una joven, pero podía haber sido, en mi opinión, un crío, un amigo fuera del mundo mafioso en el que vive, incluso un cachorrillo; cualquier cosa con un halo de pureza- que es totalmente ajeno a su mundo y de lo cual se mentaliza de que merece la pena conservarlo, por encima de todo lo que conoce y por encima de cualquier orden que reciba. La joven, para él, no se entiende como un ideal amoroso, sino como algo puro, mejor que cualquier cosa que le rodea, lo único que vale realmente. Y en ese momento, se le ordena que acabe con ese único reducto de ilusión que acaba de apreciar. No hay romance, hay admiración y hay idealización. Y si se hubiera plasmado en la película como una relación amorosa, creo que el resultado habría sido menos creíble, clonando por ejemplo a la película "Revenge" de Kevin Costner y Anthony Queen. No es eso lo que el director quiere enseñarnos, ¿no?
Por último hay que resaltar el simbolismo que se expresa en diversos momentos de la película, especialmente al principio y al final, ideas como "lo que se mueve es la mente y el corazón", "lloro porque un sueño maravilloso me doy cuenta de que no se cumplirá jamás al despertar", o como indicó otro forero, la escena final del personaje fingiendo boxear contra el cristal de la ventana, lo cual no es más que el símbolo de que ha estado luchando contra sí mismo. Ideas, sentimientos que te hacen pensar y que perduran durante unas cuantas horas o días tras haber visto la película.
Si alguien no la ha visto, ya no sé cómo vendérsela
y para los que sí la han visto, así comprenderéis por qué la valoro con un
Imprescindible y rozando la obra maestra. 9/10.