Bueno, pues al final yo también quiero pringar pan en la salsa, ya que la ponéis tan bien... No conozco al director, pero sí al autor de la novela, y con eso es suficiente.
(Uy, lo que he dicho . Me recuerda a Knappertbusch y su vagancia genética a la hora de ensayar las obras del repertorio más trillado, cuando les dijo a los de la orquesta de Dresde, tras un viaje en tren agotador hasta llegar a la ciudad donde debían tocar, al día siguiente : "Ustedes conocen la obra, yo conozco la sala.., hasta mañana a la hora del concierto").
Gracias a Euridice y a Ikiu/Krillov.