YASUJIRO OZU - 小津安二郎
Fukagawa (Tokyo) el 12 de diciembre de 1903 - Kamakura (Tokyo) 12 de diciembre de 1963
Influyente director de cine japonés, conocido como el más japonés de los directores japoneses.
Siendo estudiante se afincó en la prefectura de Mie, de donde era originario su padre y donde, según dijo, descubrió el cine al resultar muy impresionado por La cruz de la humanidad (Civilization) de Thomas Ince. Tras terminar sus estudios en la escuela de Ujiyamada de la ciudad de Ise (Mie), trabajó como profesor suplente durante un año en la escuela primaria Iidaka antes de regresar a Tokio, donde en 1923, gracias a una recomendación de su tío, empezó a trabajar en los Estudios Shochiku en Kamata. Allí empezó como ayudante de fotografía, pero tras tres años se hizo ayudante de dirección de Tadamoto Okubo. En 1927 se estrenó como director de un drama de época (el único de su filmografía) Zange no yaiba ("La espada de la penitencia.").
Rodó un total de 53 películas, 26 de ellas en sus primeros 5 años como director. Y todas menos tres con los estudios Sochiku. Durante la Segunda Guerra Mundial, estuvo destinado en China. Ozu se vio inmerso en la campaña de Manchuria (hoy territorio chino) durante el cumplimiento del servicio militar, desarrollado entre 1937 y 1939. El estallido de la Segunda Guerra Mundial le permitió colaborar con el departamento de propaganda japonés, para el que realizó varias películas en Singapur. Capturado por las tropas británicas, fue internado en un campo de prisioneros, donde pasó seis meses.
Cuando terminó la guerra se encontraba en Singapur, donde fue hecho prisionero. En 1947 volvió a la actividad con su guionista Kogo Noda; otros colaboradores regulares fueron el cámara Yuharu Atsuta y los actores Chishu Ryu and Setsuko Hara.
Como director era excéntrico y perfeccionista. Era visto como uno de los direcotores "más japoneses", y como tal su trabajo era raramente mostrado en el extranjero antes de la década de los sesenta. No empleó el sonido hasta 1935 ni el color hasta Higanbana, en 1958. Su plano característico era tomado desde sólamente unos 90 centímetros sobre el suelo, el punto de vista de una persona sobre un tatami. También fue un firme defensor de la cámara estática y las composiciones meticulosas donde ningún actor dominase la escena.
En 1961 se celebró una retrospectiva de las películas de Ozu en el Festival de Cine de Berlín, donde el director y su obra recibieron la atención internacional merecida. Ozu recibió una medalla del gobierno japonés en 1958, año en el que también ganó el premio de la Academia de las Artes de Japón. En 1959 se convirtió en el primer representante del mundo del cine en ingresar en dicha academia.
Murió de cáncer en su sesenta cumpleaños, cuando se encontraba en el punto álgido de su fama. Fue enterrado en el cementerio de Engaku-ji, templo de la comunidad donde pasó sus últimos años, Kita Kamakura.
Los cambios habidos en la sociedad japonesa tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial fueron objeto de reflexión por parte de Ozu, que asistió a una profunda revolución de la vida de su país.
La pérdida de los valores tradicionales y la creciente desintegración de la familia marcan el nuevo sentido de su obra, una vez recuperado para el cine. El melodrama será nuevamente el género escogido para plasmar ese tipo de situaciones, propias de las sociedades desarrolladas.
Y si en los contenidos se advierten elementos tan sensibles, en lo referido a las formas hay que resaltar por fuerza las cualidades de su gramática, con predominancia de los planos medios y generales, consecuentes con el deseo de mostrar situaciones de desencuentro y soledad desde una perspectiva distanciada, respetuosa con el entorno de los protagonistas.
La cámara de Ozu retrató la realidad cotidiana situándose entre las ventanas correderas, semioculta tras una columna o a la vera de una puerta entrecerrada, revelando la intimidad sin inmiscuirse en ella, como si precisara enmarcarla con las barreras típicas de la casa japonesa. La composición de los planos demuestra además la intención de colocar el objetivo a la altura del suelo, pues la vida familiar se desarrolla precisamente sobre el alfombrado de paja de arroz y el realizador deseaba que el espectador asistiera a la acción desde una perspectiva paralela a la de los protagonistas.
La atención al detalle y los muchos ejemplos de sutileza que ofrecen sus películas han llevado a algunos críticos occidentales a relacionar la obra de Ozu con el Zen. Ello no deja de ser un tanto aventurado, dado que tales razonamientos carecen de una base demostrativa y, más aún, de la aprobación del propio cineasta, que rehusaba ser etiquetado de esa manera.
A lo largo de toda su existencia, Ozu parece volcado en el cine y en esta profesión encuentra su verdadera familia. Nunca llegó a casarse. Sus mejores amigos son el actor Chishu Ryu y el guionista Kogo Noda, ambos colaboradores habituales en sus producciones. Incluso sublima la imagen de la mujer perfecta a través de la actriz Setsuko Hara, intérprete de muchas de sus películas.
En cuanto a sus métodos de trabajo, hay que destacar su meticulosidad. A lo largo de varios meses colaboró con Noda, limando los matices de cada guión, explorando todas y cada una de sus posibilidades narrativas. Llegó a tal punto ese perfeccionamiento, que no hay ningún momento de improvisación durante el rodaje, como si la película estuviera ya definida por completo antes de empezar a funcionar la cámara, e incluso antes de principiar el montaje.
Las situaciones de las películas de Ozu son recurrentes. En cierto sentido, parece que cada película completa un contenido de la anterior. Todas ellas se asemejan, sobre todo en la última etapa de su carrera, y, no obstante, una a una refuerzan un perfil distinto, una nueva dimensión de la vida íntima y social japonesa.
El desarraigo, la soledad y la frustración en la familia pueden trasladarse a la sociedad, de modo que es perceptible advertir en los películas de Ozu la contraposición que se da entre el ambiente urbano, muchas veces febril de actividad, y el mundo interior hogareño, escenario de sus pequeños y grandes dramas. La manera en que Ozu refleja la ciudad subraya determinados detalles estéticos que fijan el interés y, por su fuerza simbólica, representan la naturaleza industrial y cambiante de Tokio, escenario habitual de sus rodajes.
Los últimos años de la vida del cineasta están dedicados a la elaboración de nuevas versiones de sus obras. Su maestría es reconocida dentro de Japón, donde es apreciado dentro y fuera del mundo profesional. Frente a la occidentalización de Kurosawa, los críticos nipones encuentran en Ozu las esencias de un cine genuinamente japonés, exento de toda la parafernalia histórica que tanta aceptación tiene en Occidente. El realizador, no obstante, se concentra exclusivamente en su tarea profesional. Enfermo de cáncer, dejó inconcluso su último proyecto al morir.
El creciente reconocimiento internacional ha calado más en la crítica que en el público. Nunca ha logrado Ozu una acogida mayoritaria, a pesar de la extraordinaria calidad de varias de sus películas. Por otro lado, la distribución internacional de su obra, a diferencia de lo que ocurre con Mizoguchi y Kurosawa, ha sido irregular, basándose la mayor parte de los estudiosos para su análisis en una serie restringida de películas que, eso sí, demuestran un estilo vigoroso y personal que lo sitúa a la altura de los grandes nombres del cine universal.
Tras su muerte, la fama de Ozu alcanzó cotas aún más altas y su obra sigue infuyendo a directores tanto de Japón como de otros países, como Jim Jarmusch, Wim Wenders, Aki Kaurismaki y Hou Hsiao-Hsien.
Fuentes [Wikipedia, Galeon]
[La retro antigua, comenzada por Bondurant se puede encontrar aquí]
Más información:
http://www.ozuyasujiro.com/films.htm (en ingles)
http://www.sensesofcinema.com/contents/directors/03/ozu.html (en ingles)
http://www.midnighteye.com/features/yasujiro_ozu.shtml (en ingles)