MEIKO KAJI
梶芽衣子 Otro mito del cine nipón cuya cantidad de trabajos posteados en la web, obligaba ya a la elaboración de una retro, es Kaji Meiko. Actriz y cantante de espectacular atractivo y fiera mirada, ha demostrado desde un principio, que lo suyo son los roles al límite. Allá donde fuera necesario encarnar el papel de una super-mujer de "armas tomar", parecía haber un lugar, preferiblemente de protagonista, para Meiko. Eran tiempos para la renovación del estereotipo de género femenino en el cine, y Kaji Meiko, parecía ser la puesta en práctica más efectiva de dicha tendencia. La idea era sencilla : convirtamos a los rudos espadachines, despiadados yakuzas y ronin pendencieros, en personajes femeninos de exhuberante belleza, y el resultado habrá de ser de lo más interesante. Así, encontramos que buena parte del trabajo de Meiko, fue realizado bajo estas premisas. Las sagas "Stray Cat Rock Sex Hunter", "Sasori (a.k.a Female Convict Scorpion)" o "Lady Snowblood" son claros ejemplos de ello. También la encontramos en un buen número de papeles secundarios, en los que acostumbra a encarnar a prostitutas, amantes de gangsters o personajes similares.
Ha trabajado con cineastas especializados, en mayor o menor medida, en este tipo de cine, el cine de los bajos fondos, como Teruo Ishii, Yasuzo Masumura o Kinji Fukasaku. En total, una treintena de películas, en las que ha ido construyéndose este homogéneo perfil de mujer fatal que la ha convertido en un indiscutible mito del cine nipón.
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BIOGRAFIA ASIATECA
Meiko Kaji, cuyo nombre real es Masako Ota, nace en 1947 en Chiyoda, Tokyo.
Meiko comenzó su carrera cinematográfica a mediados de los años 60 para la Nikkatsu, participando en diversos papeles secundarios. Sería en 1970 cuando dio el salto definitivo a los primeros papeles, y a la fama, con sus interpretaciones en la serie “Stray Cat Rock”, que seguía las peripecias de un grupo de jóvenes delincuentes femeninas. Meiko daría vida a la líder de la banda, creando ya esa imperturbable pose de Mujer Fatal, en “Stray Cat Rock: Sex Hunter” (Yasuharu Hasebe, 1970). Esta serie de películas se hicieron muy populares entre la juventud nipona, principalmente por su impacto visual y sus enfrentamientos, sin olvidar el protagonismo femenino de las mismas. Kaji volvería al papel protagonista en otra entrega de la serie, “Stray Cat Rock: Wild Measures ‘71” (Toshiya Fujita, 1971), de un total de 5 partes que se rodaron. En 1970 Meiko también participó en la cinta “The Blind Woman’s Curse“ (Teruo Ishii, 1970), una suerte de cuasi-terror, donde nuestra protagonista realizó un papel de Espadachín, no muy alejado del mítico Zatoichi.
En aquellos compases de los 70 la Nikkatsu, el estudio cinematográfico mas antiguo de Japón, se fue orientando hacia el porno suave y el erotismo, conocido posteriormente como roman porno y derivados, que se harían extremadamente populares. Esta época mostraba generosos desnudos femeninos (pero sin llegar a los genitales, ya que estaba prohibido por la ley) y buenas dosis de violencia. Aún hoy la Nikkatsu es recordada por todas aquellas cintas. Meiko no tenia interés en estos temas y en 1972 firmó con la Toei.
Este cambio resulto ser una jugada inteligente, ya que al recaer en la Toei interpretaría el personaje con la que se le identificaría a partir de ahora, Nami Matsushima, aka Sasori, aka Matsu The Scorpion, en una nueva serie basada en un conocido manga de Toru Shinohara sobre una mujer condenada, “Female Prisoner #701: Scorpion” (Shunya Ito, 1972). Encarcelada injustamente y humillada por los malvados guardias, Sasori no se derrumbaría, y buscaría venganza ante tanta atrocidad. La fría mirada de de Meiko imprimió un carácter al personaje que no dejaba indiferente, podía transmitir odio o sentimiento de culpa solo con una mirada sostenida durante unos planos. También se convirtió en celebre ese traje con gabardina y sombrero de generosa ala con la que llevaba a cavo su venganza final. Todo un icono dentro de las Mujeres Fatales, que se convirtió en un símbolo de la emancipación de las mujeres.
En 1973 encarnaría a Yuki en la cinta “Lady Snowblood”, una suerte de chambara con la venganza como punto principal, basada en un manga de Kazuo Koike, creador también de mangas como Crying Freeman o Lone Wolf and Cub. Esta película le daría posterior fama internacional al hacerse cinta de culto en occidente. Esta película y su secuela fueron la principal inspiración de Quentin Tarantino para crear su Kill Bill (2003, 2004), una especie de recreación personal de aquel personaje que busca venganza. No obstante Tarantino siente una admiración tremenda por Meiko e incluso recuperó varias de sus canciones para la banda sonora original.
Meiko colaboraría en varias ocasiones con el realizador Kinji Fukasaku, el “rey” de los bajos fondos durante los 70, participando en “The Yakuza Papers, Vol. 2: Deadly Fight in Hiroshima” (1973) y en un destacado papel en “Yakuza Graveyard” (1976). Ya en el 78 participaría en la adaptación de “Sonezaki Shinju” (Yasuzo Masumura) con la que ganaría 4 premios a Mejor Actriz en diferentes festivales. Sin embargo esta cinta sigue siendo una gran desconocida, debido a su falta de edición en soporte de vídeo o DVD.
Meiko compaginó una carrera como cantante además de su carrera como actriz, participando en las bandas sonoras de muchas de sus películas. Debido a su inclusión en la banda sonora de Kill Bill se ha producido un intenso interés por su música. El tema principal de “Lady Snowblood”, “Flower of Carnage” (Shura no Hana), y el de la serie de “Sasori The Scorpion”, “Urami Bushi” (lit. Grudge Song), ambos cantados por Kaji, fueron los seleccionados por Tarantino para sus películas.
En la actualidad Meiko Kaji ha vuelto parcialmente al mundo de la interpretación, que había dejado un poco en suspenso desde los 80, con su participación en varias series para televisión.
Meiko Kaji es quizás la Mujer Fatal por excelencia del cine Japones. Ese llevar el personaje femenino a los fueros donde hasta ese momento solo los hombres rudos y pendencieros habían estado parecía hecho a la medida de Meiko. Pocas actrices son capaces de esas miradas gélidas y evocadores, pocas son capaces de venganzas tan crudas y contundentes.
Meiko Kaji, Urami bushi: