ChambaraAbreviación de chanchan barabara (onomatopeya del sonido de dos espadas al chocar, chanchan, y de la carne al ser despedazada, barabara) deribado del teatro shinkoku-geki (nuevo drama nacional), en el que los actores no se dedicaban a hacer poses como en el kabuki pero donde había verdaderas peleas cargadas de acción y mucho movimiento físico y donde se utilizaba sangre falsa.
De la misma forma el chambara se caracteriza, y de esta manera diferenciándose del jidai-geki (quizás por su caracter más popular y escapista, algunos críticos han considerado al chambara como un género de inferior calidad que el jidai-geki, comparándolo con el cine b del western americano) o películas de época, por su enfásis en el cine de acción y movimiento y por sus luchas con espadas. El chambara ya era un género popular durante la etapa muda. Sus máximos representantes fueron los actores Tsumasaburo Bando y Denjiro Okochi. Del primero hay que destacar Orochi dirigido Buntaro Futagawa en 1925. Esta película utiliza numerosos movimientos de cámara y montaje rápidos para dar más vivacidad a las peleas. Algunos de los directores que contribuyeron al desarrollo del género fueron Daisuke Ito, Tomu Uchida, Hiroshi Inagaki y Shozo Makino, considerado como el padre del cine japonés.
Tras el fin de la ocupación americana en 1952 (hasta ese momento y desde el final de la guerra, los censores americanos habían prohibido la producción de cualquier película de época ya que, según ellos, propagaban valores feudalistas tales como lealtad a un señor, venganza o suicidio) estos mismos realizadores ayudarían a aumentar el catálogo de este género en otra época dorada del chambara. Muchos de estos largometrajes eran remakes de películas mudas como el clásico Chushingura (Hiroshi Inagaki, 1962) o Tange Sazen (1953), ronin de solo un brazo y un ojo, curiosamente protagonizado por Denjiro Okochi y dirigido por uno de los directores más respetados en Japón, Masahiro Makino (hijo de Shozo Makino), Musashi Minamoto (Hiroshi Inagaki, tres partes dirigidas entre 1954 y 1955, protagonizadas por Toshiro Mifune y las cinco partes dirigidas por Tomu Uchida entre 1961 y 1965, protagonidas por Kinnosuke (o Nakamura) Yorozuya) o The Great Bodhisattva Pass (Daibosatsu Toge en tres partes dirigidas por Tomu Uchida entre 1957 y 1959). Una vez más las pantallas se inundaban de personajes solitarios y nihilistas, claramente inpirados por los interpretados por Tsumasaburo Bando en los años veinte. Nombres como Raizo Ichikawa (protagonista de las series Kyoshiro Nemuri, 1962-1969), Kinnosuke Yorozuya, Chiezo Kataoka, Kazuo Hasegawa y Toshiro Mifune quizás fueron los actores más importantes durante este periodo.
A estos nombres hay que unirles el de directores como Akira Kurosawa (Yojimbo [1961] y Sanjuro [1962], esta última una especie de parodia de las convenciones del género), Kihachi Okamoto (Samurai Assassin [1965] o Sword of Doom [1966]) Hideo Gosha (Three Outlaw Samurai [1964] o Tenchu [1969]), y Masaki Kobayashi (Seppuku, [1962] o Samurai Rebellion [1967]) quienes alzaron al chambara a su nivel más artístico y respetado. Sin duda alguna el sangriento duelo final en Sanjuro entre Toshiro Mifune y Tatsuya Nakadai llevaría al chambara por un camino incluso más violento. Los más claros exponentes de esta tendencia son las series Zatoichi, el masajista y espadachín ciego (1962-1972), protagonizadas por Shintaro Katsu (personaje llevado de nuevo a la pantalla recientemente por Kitano Takeshi) y sobre todo el personaje de Itto Ogami (Lone Wolf and Cub 1972-1974), interpretado por Tomisaburo Wakayama, hermano del anterior. El cineasta Kenji Misumi es otro nombre a destacar ya que, para muchos críticos, este director dirigió las mejores entregas de las series de Zatoichi, Kyoshiro Nemuri y Lone Wolf and Cub.
En los últimos años se ha visto un resurgir, si bien esporádico y bastante contenido, del género chambara. Ryuhei Kitamura, junto con Hiroyuki Nakano (Samurai Fiction [1998] y Red Shadow [2001]) y Shinsuke Sato (Princess Blade [Shurayuki-Hime, 2001, que no es otra que una adaptación de la clásica serie del mismo título, conocida en occidente como Lady Snowblood [1973] protagonizada por Meiko Kaji, en la que se basa el personaje de Lucy Liu en Kill Bill, y escrita por Kazuo Koike [Crying Freeman y Lone Wolf and his Cub]) han revitalizado de alguna manera este género con una estética de video-clip.
Jidai-GekiPelículas de época cuyo marco histórico se extiende normalmente desde la era Heian (siglo XIII) hasta el final del periodo Tokugawa en 1868. El jidai-geki es un género que engloba una gran variedad de películas en las que no pudieran aparecer necesariamente samurais. Sin embargo, la tendencia general de muchos críticos es identificar el jidai-geki con el film de samurais. Tomemos como ejemplo al director Kenji Mizoguchi, a quien algunos críticos, no muy adentrados en el cine japonés, señalan como uno de los maestros del género, aún cuando las tramas de doce de los veinte largometrajes que dirigió entre 1945 y 1956 transcurren dentro de un marco histórico contemporáneo. No solo eso sino que tres de sus trabajos más conocidos como The Life of Oharu (1952), Ugetsu Monogatari (1953) y Sansho The Bailiff (1954) no tienen como protagonistas a samurai.
La popularidad del jidai-geki fue menguando aproximadamente a partir de comienzos de los años 60 al mismo tiempo que la del yakuza eiga incrementaba. Sin embargo su presencia continúa en la pequeña pantalla, un buen ejemplo es el Taiga Drama que cada año produce el canal público NHK. De nuevo, muchos de estos dramas televisivos no tienen como protagonistas a samurais y algunos de ellos se podrían describir como culebrones históricos.
Como ya he comentado, muchos críticos tienen a nombrar a directores como Mizoguchi o Akira Kurosawa como los más distinguidos representantes del género. Aún cuando la calidad de su aportación al jidai-geki es incuestionable, habría que señalar a gente como Hiroshi Inagaki, Daisuke Ito y sobre todo Masahiro Makino como los mejores representantes, ciertamente los más productivos, del género.
Recientemente hemos visto un pequeño boom del género jidai-geki y sobre de su reconocimiento artístico por parte de la crítica especializada. De esta manera, When the Last Sword is Drawn (Mibugishiden, 2003) de Yojiro Takita fue elegida como la mejor película del 2004 por la academia cinematográfica japonesa y, como ya he apuntado, Samurai Twilight fue seleccionada al oscar a la mejor película extranjera. Otros ejemplos, dirigidos por veteranos cineastas, son Vengeance for Sale o Vengeance Is Such a Great Business (Sukedachiya Sukeroku, 2001) de Kihachi Okamoto, Dora Heita (2000) de Kon Ichikawa y Owl's Castle (Fukuro no shiro, 1999) de Masahiro Shinoda. El film americano The Last Samurai no ha hecho más que confirmar este nuevo interés por el género.
Artículos extraídos de
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