Esa peña que gusta de los saltos espaciotemporales.
Ésta es la adaptación de una novelita menor de Robert A. Heinlein (para quien no lo conozca, el autor de
Starship Troopers y
The Moon is a Harsh Mistress, tal vez sus dos novelas más leídas).
La somera sinopsis: un brillante chaval haciendo sus pinitos en robótica es traicionado y crionizado. Despierta 30 años en el futuro y, tras investigar qué ha sucedido, viaja al pasado para solucionar las cosas.
Es una buena adaptación de la novela. Bastante juvenil, que es el registro en el que el director, Takahiro Miki, destaca y es bastante consistente (ha firmado pelis como
Your Eyes Tell, Fortuna no hitomi, Sensei! o
My Tomorrow, Your Yesterday, romances juveniles frecuentemente aderezados con un punto de fantasía que funcionan muy bien).
El caso es que soy un absoluto fan de todo lo que sean viajes en el tiempo, y por eso me la he visto. Y como en todas estas historias de saltos espaciotemporales, acabas viendo agujeros en la paradoja, pero eso es lo que mola. Ojo, no es en plan
Tenet, del ínclito Nolan; esto es mucho más sencillo, y aun así, en casa acabamos discutiendo sobre los aspectos mal cerrados del viaje de ida y vuelta en el tiempo.
No es la gran cosa, pero es agradable, está bien construida y tiene gato y máquina de transferencia temporal... poco más se puede pedir.