¡Esa peña!
Reconocedlo: en algún momento de vuestra vida, a todos os ha asaltado la idea de escribir un guion de esos de falso documental con cámara en mano y nos os habéis resistido.
Nos ha pasado a todos. Y también a Na Hong-jin, porque esta peli está escrita y coproducida por el creador y director de
The Chaser, The Yellow Sea o
The Wailing. Y el caso es que eso lo determina todo: estandariza la narración, es como un comodín que usas para no tener que justificar nada de lo que muestras: las imágenes que se ven, se ven porque el cámara estaba ahí filmando su documental; las que no se ven... pues que el chaval estaba en otro sitio. Es un subgénero bastante agotado: terminas viendo escenas que ya has visto en producciones similares y permite pocas variaciones, pocas novedades.
En cualquier caso, ésta tiene sus puntos (además de esa cosa telúrica de tailandia, algunos actores parecen aficionados —no tienen más trabajos acreditados—, lo que le sienta bien al aire casual) y hay parte de un arco argumental que, sin el corsé del falso documental, podría dar para mucho más.
En fin, que es un estándar con vocación de estándar.