Hablar del Capitán Harlock son palabras mayores, una de las obras cumbre de Leiji Matsumoto. Esta película funciona a modo de precuela, tanto de la serie original emitida en 1978 como de la inmediatamente posterior a la propia película, aunque seguramente hay detalles que cambian entre la primera serie y la peli.
Yo la verdad es que tengo un recuerdo vago de la serie. La vi, no sé si entera, hace mucho tiempo, en aquellas primeras tardes de Canal Sur TV donde todavía no tenían un archivo propio y reponían bastantes series antiguas ya emitidas por TVE (o no). Entre ellas recuerdo que los martes era el día de Capitán Harlock. Debo decir que no me entusiasmaba especialmente. El contexto de la serie era muy deprimente. La melancolía lo invadía todo. Harlock es un héroe trágico, pero con un grado de tragedia que ríete tú de Héctor o de Ulises. Un capitán de navío espacial desterrado de su propio planeta y por su propia gente, desencantado de todo, con un vacío existencial intrínseco, pero que sigue luchando por sus ideales primigenios. Para un chaval era quizá demasiado filosófica, cuando lo esperable en una serie en un escenario similar sería más acción y menos comeduras de tarro. En ese sentido, sus coetáneas La Batalla de los Planetas (Comando G) o Ulises XXXI son mucho más ligeras, más llamativas y más llevaderas para cualquier infante.
Pero bueno, aquí tenemos lo que quizá debería haber sido el episodio piloto de la serie, aunque sus 2 horas largas se hacen un poco pesadas. Hay mucho plano contemplativo, alguno de incluso 10 segundos sin cambiar la imagen sin fuera de campo ni nada, solo la expresión de Harlock. Sí, definitivamente se han pasado un poco con la fatalidad y la "insoportable levedad del ser". También se hace pesada en algunos momentos la música. Hay muy pocos momentos de la película en los que no esté sonando música de fondo, y a mí particularmente me cansa ese continuo por debajo de diálogos, de peleas, de batallas, sin ningún descanso auditivo. Hay pasajes que toman directamente obras de Dvorak y de Albinoni, y se suceden sin solución de continuidad con otros pasajes más mediocres y modernos, que se podían haber recortado un poco para dar una tregua al espectador. El estilo de animación es el de la época, con los diseños por antonomasia de Matsumoto: cuellos, brazos y piernas larguísimos, cabello de mujeres kilométrico y sedoso, las pestañas de ellas sobresaliendo por encima del pelo siempre (da igual el ángulo del plano), y algún personaje achaparrado que funciona de alivio cómico (Toshiro en este caso, que es el antepasado gemelo de, por ejemplo, el batería de Interstella 5555).
Lo anterior te puede gustar o no, o serte indiferente, pero la película tiene elementos que nunca se explicaron en la serie y que solo por eso merece la pena ver. Nos explican cómo Harlock perdió el ojo derecho y de ahí el parche que luce durante toda la serie. Exponen cómo fue la situación que obligó a Harlock a exiliarse de la Tierra. Y cómo vivió y perdió el amor de su vida, ese aspecto que le atormentará durante el resto de sus días. Pero para ver todo esto, hay que armarse de paciencia y aguantar algunos pasajes que se hacen pesados, la música machacona, y un estilo de animación que se ha quedado anticuado a estas alturas (pero vamos, como casi cualquier cosa de los 70/80, y no por ello hay que desmerecerlo). Los diseños de Leiji Matsumoto siempre son bienvenidos, y el factor nostalgia si viste la serie en su momento seguro que decanta el resultado.
En mi opinión es un Ver, pero entiendo que puede haber gente que la ponga en un pedestal (y me llamará sacrílego) y gente que pase olímpicamente calificándola de mera curiosidad (y me llamarán nostálgico). Hay determinados iconos culturales que suponen amor u odio, qué le vamos a hacer.
