«Wong Kar-wai presenta la versión definitiva de su impresionante '2046'
M. TORREIRO - Valladolid
EL PAÍS - Espectáculos - 25-10-2004
Llevábamos tiempo esperándola y ahora se confirma que ni siquiera la versión exhibida en el pasado festival de Cannes era la definitiva. 2046, última criatura del director chino Wong Kar-wai, poco tiene que ver con la que ayer presentó, con aires de estreno, esta 49ª edición de la Seminci vallisoletana. 2046 es una película de arrebatadora belleza, un canto desesperado al amor como herida del alma, más que como bálsamo de la vida. (...)
Los detractores de Wong Kar-wai dicen despectivamente de su cine que da vueltas alrededor de unos pocos temas que se repiten de filme en filme. Es esto cierto, como por otra parte ocurre con cualquiera de los grandes autores que en la historia del cine han sido. 2046, su última creación, no hace más que dar pábulo a estas acusaciones. Planteada casi como una continuación de su película anterior, In the mood for love, vuelve aquí a aparecer el protagonista de la anterior, Mr. Chow, así como breves pantallazos de su relación abortada con el personaje que interpretaba Maggie Cheung.
Pero para la legión de adoradores del director de Hong Kong, el hecho de que se trate de una vuelta al enfermizo universo afectivo que planteaban otras películas suyas, de Nuestros años salvajes a Chungking express, y hasta a Happy togheter, no constituye ningún inconveniente. De hecho, con la suprema elegancia de su puesta en escena, su reiterada apuesta por tramas que cuentan desgarradas historias de amores baldíos, y su desencantado sentido de la vida, 2046 se presenta como casi un testamento, la historia de un hombre que siempre se enamora a deshora y que, en sus ratos libres, escribe novelas de ciencia ficción en las que sus criaturas buscan olvidar los propios desengaños amorosos que el autor arrastra.
Con un pie en el pasado, el Hong Kong de la década de los sesenta, y otro en el futuro, ese 2046 que le da nombre, el filme de Kar-wai es la confirmación de dos sospechas: una, que nuestro hombre está creativamente preso de un pasado en el cual se siente muy a gusto. Otra, que seguramente no podrá volver a rodar ya un filme como los últimos que componen su filmografía: si algo es 2046 es la confirmación del fin de un viaje, fascinante y tremendo, pero que, como todo trayecto, tiene necesariamente un final, y probablemente sea éste: sus criaturas están tan abocadas a la desesperanza y al fracaso que difícilmente podrá continuar con ellas como compañeras de su peculiar, apasionante periplo cinematográfico por las relaciones de pareja. Y demás está decir que 2046 es, con gran diferencia, la mejor propuesta que hemos visto en los tres primeros días de competición en este festival.»
Pues eso.