Debí ser de las primeras personas en este foro, tal vez en este país, que me pareció que este hombre era un cineasta enorme. Sus películas me parecían simplemente maravillosas y lo he defendido (porque se lo merece) durante años y años, reconociéndole más de una obra maestra. Pero muchas películas después, vista Grass (llueve sobre mojado), me empiezo a preguntar si no se estará riendo de todos. Porque ya no es que saca películas como cualquier cosa, sino que las hace como cualquier cosa. Y supongo que le debe parecer sencillamente genial que haya hasta gente que piense que está en plena forma, cuando está evidentemente agotado. Y si antes hacía variaciones sobre un mismo tema (como, por otra parte, siempre hizo Eric Rohmer, otro cineasta que me encanta), ahora parece el imitador del imitador que imitaba al imitador de sus películas. Su cine se ha convertido en una parodia. Y para un momento de inspiración que tiene, te toca una hora de naderías y aburrimiento.
Sesenta y seis minutos de bostezos y cabezazos contra la pared. Me quedo con el título de la obra mayor de David Foster Wallace para definir buena parte de su cine en los últimos años: La broma infinita. Creo que más vale una película bien hecha que cinco improvisaciones desmotivadas y desencantadas. Piensa en eso, Hong Sang-soo
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