Una pequeña y sin duda innecesaria intro: hay un muchacho que a veces postea por aquí de nombre Silien cuyos comentarios siempre suelo leer y releer con especial atención, ya que cuando alguien sabe mucho más que tú lo único que le queda a uno es callar y otorgar. Ese seguimiento de su prosa me ha hecho (o al menos eso creo) reconocer sus intenciones y opiniones a partir de su lenguaje más allá de sus palabras, y algo extraño noté en este caso. Primero, que la película realmente le había gustado mucho más de lo normal y segundo, que la película le había gustado mucho más de lo que dejaban transmitir sus palabras, como si no quisiera pasarse de frenada. Después de vista, lo comprendí todo.
Yo tengo una teoría, y es que las películas grandes grandes, las grandes de verdad, siempre son de género. El cine "distinto" nos suele dar muchas de las mejores películas cada temporada pero cuando llega una de las de verdad, de las que deberían adquirir carácter de clásico y convertirse en una de esas que reponen en televisión durante décadas, siempre será una de género. Y todo esto viene a que The Third Murder es la primera película de género de Kore-eda, sí, y es su mejor película. Sí, he dicho su mejor película. ¡Y que pasa con Nobody Knows! me gritarán algunos, otros me tirarán Maboroshi a la cabeza, los de más allá se aferrarán al recuerdo de Distance o de Still Walking.. grandes todas, soberbias incluso, pero es que esta película no es una gran película, es un maldito clásico o mejor dicho, en un mundo justo debería convertirse en un clásico desde ya mismo.
Hay cuatro elementos dignos de mención ya que cada uno por si solo convertirían en la película en una obra de calibre pero que combinados se acercan a lo inaudito:
-El guión: No es lo habitual encontrarse con un libreto tan perfecto, sin cabos sueltos y sin paja, de esos en los que hay que estar atento a todas las lineas de diálogo, pero lo curioso es que en todo momento lo he notado tan fundido con lo que es el "todo" que no destaca de sobremanera. Mejor dicho, si destaca pero no por encima de las demás virtudes. Al revés, he notado que funciona sobre todo como un apoyo del concepto final pero que en ningún momento Kore-eda aspiró a que se convirtiera en el elemento base, esos serán otros. La verdad es que ni pensé en el argumento hasta finalizada la película, y fué entonces cuando me di cuenta realmente de su calidad ya que hasta ese momento era como una simple pieza de apoyo para todo lo que se iría construyendo a partir de el..
-La música: Parece haber caido en el olvido que la música de banda sonora no es solo una disculpa para vender Cd's sinó que siempre han tenido vida propia, y que en sus mejores momentos puede sostener casi una película por si sola. Kore-eda no lo ha olvidado. Hermosísima.
-La fotografía: Mikiya Takimoto no había hecho un mal trabajo (para nada) en los últimos Kore-edas, pero la dimensión de su labor en esta película los hace parecer trabajos de fin de curso de club de instituto. Hablando en plata y con la mano en el pecho.. es sin duda uno de los mejores trabajos de fotografía cinematográfica que he visto en mi vida. Soy muy lerdo para las cuestiones técnicas, pero creo que de tanta cantidad de cine que me he tragado he aprendido a distinguir sus cualidades aún con mi ignorancia teórica, y en esta película he visto "cosas" que nunca había visto, y he visto "cosas" que nunca me habían estremecido tanto dentro de lo que es la fotografía como en esta ocasión.
Hay especialmente dos recursos de origen similar que solo de recordarlos se me pone la piel de gallina, y son dos momentos en la sala de visitas de la cárcel. El primero es un momento en que es Koji Yakusho el único que habla pero aunque la cámara solo enfoca al abogado, el rostro de Yakusho lo podemos ver a través del reflejo del espejo. El efecto es arrebatador. No solo las características de la interpretación facial de Yakusho siguen siendo distinguibles, si no que además el reflejo distorsiona por momentos su rostro acentuando y no se como aumenta la expresividad de éste. Y el otro es en el mismo escenario hacia el final. Aquí hablan los dos, y en el reflejo se funden sus dos caras dando lugar como a un tercer rostro con la combinación de ambos. De verdad que no se como Takimoto pudo lograr eso, pero yo en mi vida había visto algo así y con esos resultados tan anodadantemente artísticos.
-Koji Yakusho: También hablaré claro, es no solo la mejor interpretación de toda su carrera, que hablando de quién estamos hablando hasta da miedo decirlo, si no que ha pasado a ser de mis favoritas de la historia del cine. La diferencia entre él y el taruguín de Masaharu Fukuyama en sus cara a cara me hacían pitar los oidos. Pero casi cualquier actor ante este Koji Yakusho quedaría en el mas espantoso de los ridículos. Su rostro debe tener músculos que el resto de humanos no poseen, si no no me lo explico.
Hacía mucho, muchos años, tantos que ya no lo recuerdo, que no me encontraba delante de una película de esta envergadura. La mejor de la década dice Silien. La verdad es que si busco compararla con otras obras pretendientes a ese trono (algunas de ellas grandísimas películas, ojo), es que las noto como en dimensiones diferentes. Esta es una película grande de verdad, y lo sería en cualquier década en la que se hubiese realizado.
Una única pega: El título.