Curiosa película estrenada en febrero de 1945, cuando los japoneses todavía creían que con mucho, mucho ganbattismo, y también con mucha misión suicida de pilotos de zero (pilotos quinceañeros inclusive, como esta película nos explica con orgullo), iban a ganar la guerra. Los directores de esta película no son tres ni cuatro como pretenden en algunos sitios, sino siete: Kenji Mizoguchi, Tomotaka Tasaka, Hiroshi Shimizu, Masahiro Makino, Tatsuo Osone, Koichi Takagi, Tetsuo Ichikawa.
Y bueno, los nombres de algunos de estos directores son desde luego sumamente atractivos, por lo que, aun viendo desde millas de distancia que esto va a ser un fenomenal artilugio de propaganda bélica, sabiendo por otra parte que consiste en una colección de episodios (a saber quién dirigió qué: yo no losé, eso seguro
), uno podría hacerse ilusiones de que al menos alguna cosita se salvará, ¿no?
Pues... más bien no. Bueno, quizá el episodio del vejete ex militar, con un humor que podría provenir de Shimizu (aunque no sé si fue cosa suya), tiene cierta gracia, pero aun así el tono edificante es tan infumable como en el resto de las historias. Algo parecido ocurre con el segundo episodio, con Shuji Sano en plan capitán enrollao hablando con la soldadesca del terruño y sus mamás. Una escena de aires irónicamente muy hollywoodienses... Pero no hay modo: todo tiene esa moraleja repetitiva, ese constante decirle al espectador lo que tiene que hacer para salvar su patria, ¡todos a morir alegres por el Empe HiroHito!
Es, eso sí, una película muy curiosa, y bastante interesante históricamente.
Del reparto, lo ordené como me dio la gana en la ficha, para destacar a las estrellas que participaron en la fiesta. Lo de Hiroyuki Nagato es curioso, ya que aparece como estrella (?) infantil, muchos años antes de, en escena censurada, penetrar con su «pistola» (sessual) el papel de la puerta corredera de la habitación de su novia en la película fundacional de la Sun Tribe, con la que comenzó su verdadera carrera cinematográfica. De los que no me cupieron, mencionaría al simpático Takeshi Sakamoto y a Yukiko Todoroki en papel discretito. La intervención de la diosa Tanaka es poco más que un cameo...