Otra que acabé
¿AKB? ¿48? ¿Usted también?
(Nada, una in-joke para allzineros habituales
, cuyo receptor-target principal ni siquiera verá
).
Por fin la he visto, pues, un poco tarde, pero la dicha es buena.
Antes de que me olvide, nota para
Silien: efectivamente, no fallan los trenes
Excelente fotografía y color; qué suerte que nos haya llegado tan bien conservada la película. Pero bueno, un poco de orden o se va a notar demasiado que no sé muy bien qué decir de mis impresiones. La peli me hace recordar cierta ídem (impresión) general de las pelis de Nomura a partir de los años setenta, a saber, que, siendo muy interesantes e incluso fascinantes, tienen ciertas lagunas de guión o cojean por algún lado. Con ésta, donde noto que la silla baila de mala manera es con la historia de la abogada. Claramente Nomura ha querido hacer aquello que hacen en ciertas pelis yanquis de montar una historia secundaria para dar volumen a un personaje que en en hilo central queda desdibujado justo por su papel –aquí, el de implacable leguleya–, pero es que chico (boy), no termina de funcionar y no deja a nadie satisfecho: tsukasa dijo primero que el personaje de Shima Iwashita (qué guapa en sus madureces) era «algo así como un personaje que cuesta entenderlo» y luego «personaje apático muy bien logrado» (como tal, se entiende); zamita también la vio como «una mente fría sin más interés que sus objetivos». Y yo me pregunto por qué habría que entender a la abogada, si la protagonista es la acusada, y me pregunto si es tan raro que sean desganados o fríos los abogados de oficio o poco menos (¿no hay, con perdón, cierto prejuicio latente aquí, sobre la calidez que debería desprender la feminidad en, por lo visto, toda situación?) Y luego zamita añadió: «me sobra la escena final de la abogada con la hija y demás». ¿Veis? Esto a Nomura no le sale bien. Yo no creo que el personaje de la abogada quiera ser un «personaje apático», quiere ser el personaje de una abogada que coge el caso de mala gana (porque se supone que sin duda ninguna perderá el caso), una mujer independiente y asertiva, un poco seca ciertamente en la sala, pero ahí es donde entraría su historia personal, su divorcio, su hija, historia que, tal como se cuenta, queda como una sucesión de parches (pocos, muy pocos: no dan para un traje o kimono
). Por otro lado, me parece muy probable que haya mucha intención en el hecho de que el resultado sea cierta imagen antipática de la señora Sahara (así se llama la abogada), de ese modo Nomura lleva donde quiere al espectador, para que el duetto acusada-abogada aparezca como una suerte de club de arpías (de calibre diverso)
No obstante, me sigue pareciendo que lo del sub-plot (sub-trama) de la vida privada de Sahara no funciona nada bien en la peli y era casi totalmente prescindible. Pero bueno, Iwashita es la actriz famosa, había que ponerla a hacer algo
Incidentalmente (ahora vuelvo, ahora), hay otros actores-gancho («featurados» al final de los créditos), particularmente
Tetsuro Tanba, que como a veces ocurre hace poco más que un cameo; la gran
Isuzu Yamada, increíblemente envejecida –me dio pena verla así, pobreta–; nuestra –de david y mía, digo– enorme
Tanie Kitabayashi haciendo, cómo no, de vieja, pero esta vez más o menos siéndolo (caracterizada bastante estropeada: es la madre del finado); están también
Eitaro Ozawa, otra vez sin hacer de malo (a la vejez viruelas), de experto en estropicios de coches, y el payasete
Norihei Miki haciendo de pescador que no se entera de nada. Todos estos son featured (aparte de Tatsuo Matsumura, al que yo recuerdo de hacer de primer suplente del «tío» en algunos torasanes). Bueno, este párrafo era para garitero, por supuesto
y para david'n'33, pero sólo por lo de Tanie, ya que Kunie Tanaka no sale, no
Bueno, vuelvo al ajo, a ver qué improviso:
Veamos, la peli está bien, te mantiene con la duda hasta el final, y las interpretaciones muy buenas. A la protagonista no han pasado ni cinco minutos que piensas "si no la matan ellos la mato yo", completamente convincente en su odioso papel; la abogada igual, una mente fría sin más interés que sus objetivos.
Creo que esta parte de lo que quiero decir requiere sopíler de aquel:
Interpretaciones muy buenas: en verdad, y sobre todo la de la protagonista Kaori Momoi en el papel de la acusada Kumako; tan buena, que sólo a fuerza de mirarle la cara (un festival, pardiez) supe bastante pronto cómo terminaría la película –no digo que no me quedara alguna duda, pero... ella me lo estaba gritando todo con sus caretos—. Esta actriz, a la que veo por primera vez, me convirtió la peli en todo un festival (saco la palabra del paréntesis) de carcajadas, ¡es genial! ¿Matarla? ¡Jamás! ¡Si es un amor! Tuvo mala suerte en la vida, c'est tout. Eso sí, toda la peli parece que acaba de esnifar pegamento o algo, pero mola, porque parece una barriobajera total –es lo que es–, medioyakuza o al menos más familiarizada de lo debido con el mundo lumpen. ¿Mala mujer? Eso piensa el gentío, los periodistas, la poli, algunos espectadores, porque no llora al difunto (qué pena lo de ese vomitus interruptus del velatorio ), pero... si todo está claro: ella pactó con el difunto en términos claros, no veo faltas de deslealtad por ningún lado en las cosas que hace al morir el hombre. Ella es, desde luego, una mala pieza, pero eso lo sabía bien el finado al «adquirirla». Y el malo fue él, por intentar matalla, malvado tío posesivo. Y es obvio que la lectura buena es la mía, chicos, porque el director las pone a ellas de vencedoras –manchadas de vino, ¡qué grande esa escena! – al final. Y quien se va merecidamente a la porra es el periodista (Akira Emoto), todavía refunfuñando que la inocente era culpable por no echar unas lagrimitas por el tío que la compró. Yo creo que esto es una peli muy feminista que pone en cuestión ciertos prejuicios tradicionales sobre la mujer, y la figura de la esposa, en Japón, por vía doble y, con plena conciencia, tirando adrede de dos personajes que caen mal. Bravísimo Nomura Ah, y yo creo que debería verla
sesilu aunque sea en color (
otra bromilla privada, disculpen).