Antes de verla no sabía nada de la importancia que le da a la improvisación Suwa en sus películas, y por eso me sorprendieron mucho esas escenas y esos diálogos que de tan naturales y tan poco artificiosos se convierten en la columna vertebral de la narrativa del filme.
Aparte de lo que dice Tito, añado la gran escenificación de esa vida rutinaria que llevamos sin pararnos a pensar en ella por propia comodidad, y en la que en cuanto acontece una mínima salida de la norma (como es en este caso la temporal convivencia con el niño), todo se puede desmoronar y uno empezar a preguntarse que es lo que realmente quiere de su vida.
Magnífica