Bueno, ahí no hay confusión posible. Rampo utiliza las historias de detectives como un andamiaje para construir otra cosa. Sí, hay una trama, incluso un misterio, víctimas, detective, pero no sé, pienso que es todo circunstancial para acercarse de alguna manera al fantástico o al horror o, directamente, al eroguro, género que le debe mucho a él.
Yo también soy un gran amante de la novela negra y, obviamente, en Rampo no es esto lo que aprecio. Para eso son infinitamente mejores Seishi Yokomizo o Seicho Matsumoto. Del primero he leído Gokumon-To y es sin duda un clásico de la literatura policial. También Asesinato en Honjin y otros relatos, clásicos ejercicios de estilo muy disfrutables. Ahí si que tenemos a un detective en funciones (aunque también eso no le impide "desaparecer"), que es Kosuke Kindaichi. En cuanto a Matsumoto, El expreso de Tokio es estupenda. Puro ejercicio de hipnosis con el libro de horarios de los trenes japoneses. La chica de Kyushu ya me dejó muy frío, pienso que por que debió de publicarse por entregas y cuando han hecho la versión novelada, ni se han preocupado de quitar repeticiones, con lo cual leemos lo mismo una y otra vez.
La prueba la tenemos en las adaptaciones cinematográficas. A Rampo no se le adapta nunca como cine negro o cine policiaco o de detectives, a diferencia de los otros dos (que tienen clásicos del género, porque encima fueron a parar a directores muy buenos). En las adaptaciones de Rampo, al final acaba predominando la componente perversa y erótica. Solo hay que ver sus adaptadores: Teruo Ishii o Akio Jissoji, en sus épocas más locas.