jidaigekipedia.comDescenso a la locuraJigokumon, pese a que para mí no es una de las grandes obras del cine japonés, ha recibido más honores y reconocimiento internacional que casi cualquier otra anterior o posterior. En 1954 ganó la Palma de Oro del festival de Cannes, y el Oscar a la mejor película extranjera y mejor vestuario en 1955. Fue la primera película japonesa a color rodada por los estudios Daiei, y la primera en estrenarse fuera de Japón. Además, hoy día sigue siendo uno de los pocos trabajos de Teinosuke Kinugasa a los que los aficionados al cine tenemos acceso.
Sinopsis: durante el asedio al Palacio de Sanji, el soldado Moritoh ayuda a escapar de una muerte segura a Kesa, la cortesana que se hace pasar por princesa para desviar la atención de su señora. Tras la supresión de la revuelta, Moritoh solicita al Emperador que le conceda la mano de la muchacha, descubriendo en ese momento que ya está casada con otro hombre llamado Wataru. No contento con la negativa, seguirá luchando por ella sin pensar en las consecuencias.
En los años cincuenta se rodaron tres de los jidai-geki más famosos ambientados en el periodo Heian:
Gate of Hell,
Rashomon (Akira Kurosawa),
The Tale of Genji (Kozaburo Yoshimura), y
Tales of the Taira Clan (Kenji Mizoguchi). En concreto, la de Kinugasa comienza en la era Eiryaku (1160) y continúa al menos durante los primeros meses de la era Oho (1161). La guerra de la introducción es la Rebelión de Heiji, en la que Nobuyori y sus aliados se enfrentaron al Emperador Go-Shirakawa. Este último no llega a aparecer en la película, siendo Kiyomori (una especie de Shogun por aquel entonces) la máxima autoridad de la que tenemos constancia.
La estupenda habilidad narrativa del director es evidente e innegable. Comienza la historia en el clímax de una batalla, descendiendo rapidamente la intensidad para plantear el triangulo amoroso que mueve la trama, y desde ahí, vuelve a acelerar el ritmo hasta el inevitable final.
De Moritoh contrasta el elevado sentido del honor y la lealtad que demuestra durante la revuelta, oponiendose a su propio hermano, con la degradación que sufre al perder los papeles por Kesa. En cambio, Wataru es un personaje único en este cine; tranquilo y sosegado, no se deja dominar por sentimientos tan frecuentes en los samurái como los celos o la ira. Respeta profundamente a su adversario, pese a tener un rango inferior al suyo, y confía plenamente en la fidelidad de su esposa.
Desde su aparición estelar en
An Actor's Revenge, siempre he tenido a Kazuo Hasegawa un gran respeto. En
Gate of Hell defiende una buena interpretación que, sin embargo, no llega al nivel que espero de los grandes actores en las grandes citas. Diría incluso que me ha gustado más Isao Yamagata (como Wataru), aunque no sé si en parte será debido a lo especial de su personaje.
En definitiva, repito lo que dije al empezar; es una película de gran fama internacional que, sin embargo, queda lejos del nivel de otras obras contemporaneas como
Tales of the Taira Clan,
The Seven Samurai,
Throne of Blood o la trilogía
Samurai de Inagaki.