Hay una cosa que llaman karma por la que dicen que si haces cosas buenas buenas cosas te pasarán, y si en cambio las haces malas estás jodido amigo. Por eso la muerte de Kirio Urayama con solo 54 años me parece un buén ejemplo de hostión kármico pero de los de manual. Alguien que rueda una escena como la del incendio de la granja merece un final como el suyo, y aún así creo que el destino no se cebó con él como seguramente se hubiese merecido. Yo hay cosas que considero inadmisibles, y por lo que a mi respecta toda esa escena lo es. Si lo llego a saber seguramente ni hubiese visto la película y de hecho al final la vi en dos tandas, la primera hasta el incendio, me cabreé, me cagué en los muertos del director y dejé de verla, pero como uno había adquirido un compromiso con el señor traductor, al día siguiente no tuve mas remedio que completar la faena.
Lo poco gracioso es que la escena en cuestión es sin duda uno de los momentazos de la peli por mucho que me duela, y es que no cabe duda que el sadismo en pantalla suele quedar resultón. Y todo esto viene porque la primera mitad de la película (la escenita comentada está justo en el ecuador de la cinta) no me enganchó para nada, algunos momentos sí pero poco más, y precisamente esa escena es la que me animó a seguir viendo la película al día siguiente. ¿Pero no me acabo de regodear insensiblemente en la muerte del director precisamente por esa parte de la película? Pues sí, pero precisamente por eso se incrementó mi interés por saber como seguía la historia mira tú, y su segunda mitad me gustó mucho más que la primera. Ahora viéndolo en perspectiva no creo que haya tanto altibajo, lo que pasa es que a veces uno tiene mejores días que otros para según que cosas.
La película me desconcertó a la hora de adaptar una opinión definitiva hacia ella. Por momentos me pareció mal actuada, en otros las caras de circunstancia de Masako Izumi me llegaban al alma, a veces la dirección me resultó simplona, pero de repente escenas como la del hospital mental o la de la cafetería me parecieron esplendorosas.
La película es un poco engañosa en su título, ya que la "bad girl" protagonista está muy lejos de por ejemplo de los joputas profesionales de
The Warped Ones por poner el caso de verdaderos "chicos malos" del cine de la época. Es una chavalita de buén fondo obligada a buscarse la vida y que se enfrenta a mordiscos a las poco edificantes circustancias en las que le toca vivir pero sin llegar al término de malota. Ella es toda la película, y el tontín de Saburo más que nada se dedica a andar por ahí molestando. Al menos al final de la película se comporta como un home y me congracié con él. Pensando en el tratamiento de personajes me pasa como con el resto, por una lado vi bastante arquetipismo, pero después en cambio encontré que los roles estaban mucho mejor tratados de lo que en principio me parecía.
Lo que si es realmente es un buén retrato social mucho más que individual, poniendo la cámara al servicio del excluido al estilo de lo que hacía Oshima aunque sin tanta arte.
Ya ven en definitiva que mis sensaciones fueron un poco inconstantes, pasando en muchos momentos del abucheo al aplauso, pero sin duda al final mi opinión final solo se puede calificar de positiva. Eso sí, olvidándome de la escenita de marras, que al fin y al cabo el destino ya se encargó de poner las cosas en su sitio.
Y sublime el momentazo traductoril de Sube con lo de "pindonga".