Bueno. La verdad es que el argumento es clásico. ¡Y tan clásico! Herman Yau no solo no oculta sino que cita expresamente Young and dangerous. La película se deja ver y bueno, tiene algún que otro toque gamberro del viejo Yau más un Anthony Wong imitándose a sí mismo cuando Yau era un gamberro. Si tenemos en cuenta que Chapman To es el que pone el dinero tampoco es extrañar que la película esté hecha para su lucimiento (o lo que él entiende por lucirse, que digamos que es ponerse serio). Estamos ante la típica película de triadas, tipo que sale de la cárcel y el cambio entre lo viejo y lo nuevo a través del enfrentamiento de varios grupos (el guiño a la democracia de un hombre un voto podría entenderse como un apunte "político" de un muy político Herman Yau).
Todo eso da para una trama simple y una película pequeña, que tiene ese aire de otros tiempos sin la energía de aquellos. Quedan las escenas a machete, de una brutalidad considerable, en las que de repente surge el mal del siglo: la sangre generada por ordenador y algún que otro efecto especial digno de Ichi the killer. Una película a la que si no le pedimos demasiado igual encontramos algo... pero vamos, para qué ver copias robotizadas del cine de los noventa si podemos ver el cine de los noventa... Ahí dejo la pregunta.