A mí dejó pensando el tema de los relojes (otra vez, los relojes y el tiempo)
Lo que tiene de bueno esta es que tiene una autonomía propia.
La puesta en escena es absolutamente teatral, los diálogos parecen declamaciones (creo que eso le agrega cierto tipo de dramatismo) aunque digamos que el realismo nunca fue un elemento a tener en cuenta en estas películas. Siempre hay algo de fantasía, de sueño, de irrealidad.
Es la más artificiosa de todas. Hay un leve cambio en la trama: el gallinero, pero la innovación viene desde lo formal. La escenografía y la iluminación, llevada la primera a lo esencial.
Y creo podría haber llevado las cosas a un punto más extremo todavía en ese sentido. Pero se ve que quiso medirse.
También hay un efecto de destilado. La del 71 era una variación del original, la del 82 es una variación de la del 71. La original se va diluyendo en estos traspasos.