Bueno, esa frase es algo que imporvisé, pero es que a mí la escena esa de cuando él entra en el Titanik Bar, esa leve grúa que se eleva por encima de Karrer y la lluvia... no sé, para mí fue mágico. Puede que la película fuese algo irregular, pero a mí personalmente me encantó y me resultó (evidentemente) menos densa que Sátántangó.
Ése misticismo, esa fotografía ¡por Dios!, Gabor Medvigy es un genio... un acontecimiento sin precedentes en la historia del cine según yo.