¡Qué bien se siente uno cuando llega a una película por casualidad, sin saber absolutamente nada de ella, y resulta tan buena! Me ha sorprendido de principio a fin y más aún ahora que sé que es la ópera prima del director, un joven que ni siquiera ha llegado a la treintena.
Del cine coreano surgen, de vez en cuando, joyas inesperadas, pese a la creciente americanización de la mayoría de su producción, y este es uno de esos ejemplos; creo que presenta uno de los personajes jóvenes más complejos y poliédricos que he visto en el cine de ese país en mucho tiempo. Por ponerle algún pero, el tono de la narración se mantiene un pelín distante y frío, la emoción no ha acabado de llenarme como quizás era la intención del director, pero cuando todo lo demás funciona tan bien, poco se le puede reprochar.
Un imprescindible en toda regla y quedo muy pendiente de ver por qué derroteros continuará este joven director.