Ya la he visto. Para mi tiene la duración justa: 140 minutos - 30 minutos que me he dormido = 110 minutos. Ahora, si no te duermes igual estamos con el problema de siempre
.
Bromas aparte, The taking of Tiger Mountain es más del último Tsui Hark, ese director de cine que se pasó a los videojuegos. En su último videojuego, Hark, que siempre fue un poco nacionalista chino hasta cuando eran británicos (él, que es vietnamita, después de todo), se ha tomado no varias tazas, sino garrafas enteras de sus propias ideas, y vamos, el partido comunista chino estará bien orgulloso de la película. Épica roja a raudales (ponerle otro nombre a un destacamento de treinta comunistas famélicos que se cargan a mil bandidos en una fortaleza invernal). Si quitamos esos pequeños detalles y un poco de sensiblería (algo que es así como la hurticaria del último cine hongkonés), nos encontramos con una vuelta a un cierto cine hongkonés. Sí, sí. Hay que hacer memoria, ojo, pero esas historias de fortalezas y bandidos peculiares (aquí alguno esta más que pasado de revoluciones), no dejan de ser aquellas de, por ejemplo y por irnos a algo grande, Burning paradise. Nos cogemos eso y otras tantas películas de fortalezas subterráneas más Los siete samurais, y nos sale esta. Bueno, y un tigre.
El caso es que cuando la película se mete en faena (en acción) está entretenida. La cabeza se les ha ido y no poco, y es tan delirante que Hark se permite rodar el final dos veces cambiándolo (ojo, el resultado es el mismo, solo que dice, pues mira, ahora lo hago con un avión, que para eso he pagado al del ordenador). También, como iba sobrado de tiempo, mete cosas en los tiempos actuales más que innecesarias.
En fin, qué decir. Es una superproducción que, a base de ver cosas sonrojantes, se vuelve decente. Como todo el último Tsui Hark. Las escenas de acción no están nada mal y no nos aburrimos. En nuestra modestia, no pedimos más.
Los subtítulos en castellano, mejorables, bastante mejorables.