quizás la historia podría pienso haberse aprovechado más, pues daba de sí...
Lo básico de la historia es muy clásico; pienso en Sword of the Beast de Gosha por ejemplo, o una parte de la historia de Tange Sazen (en la versión de, otra vez, Gosha); y lo de la desmitificación del Bushido es otro clasicazo sesentero, por nombrar una sola diré Harakiri de Kobayashi, aunque el argumento en ese caso no se parezca nada. Esta película –que al parecer es un remake de una peli de 1982 del mismo director– lo que hace un poco es retomar esos temas muy clasicotes y envolverlos en una estética especial, a base de silencio –hay poquísima música–, abundante nieve y uso de filtros decolorantes para crear un ambiente muy austero.
Mencioné en algún lado que en esta película hay caras que suenan pero que no son aquellas a las que suenan
La explicación es: familia. Así, el maestro Matsumiya se parece terriblemente a
Hiroki Matsukata pero no lo es: se trata de
Yuki Meguro. Pero, como salta a la vista (
) por los apellidos, ambos son hijos de Jushiro Konoe y, por tanto, hermanos, tanto como lo eran Sintaro Katsu y Tomisaburo Wakayama. Y el otro que suena es el maestro Harada,
Takehiro Hira: sumamente parecido a
Mikijiro Hira –esta vez sí que el apellido da la pista–, el que fuera protagonista precisamente de Sword of the Beast por ejemplo, y uno de los Three Outlaw Samurai.
De jidais de las últimas dos décadas decentes yo diría que hay para más de una mano y quizá dos; tampoco muchísimos, pero más de los que uno podría esperarse...