Por alguna razón, de mi doblete Shimizu de ayer, los subs que más atención hn recabado son los de
Eclipse, y a mí, en cambio, ésta me parece una película mucho más completa. Sin embargo, es una película que uno ve y quisiera olvidar, pues la historia que cuenta es demasiado triste. No es una película perfecta –por ejemplo en el guión: ¿por qué aparece como aparece el guaperas de Shuji Sano y cómo se comprende que la protagonista, chica endurecida por su vida, dé cuartel a un tipo tan sospechoso?– pero funciona bastante bien y forma parte de esa colección de cine de denuncia social de su época, a la Mizoguchi pongamos, y en esta ocasión en una fecha tan crítica como 1937, inicio de la guerra sino-japonesa y del cine militarista y propagandístico japonés, que rápidamente iba a eliminar del mapa todo aquello que pudiera tener aires de comunistoide.
Edito. La denuncia social aquí no toca solamente el tema de las mujeres condenadas a recurrir a ciertos modos de vida, sino también el tema de la infancia y lo que malas lenguas llamarían «hijos de mala madre» más o menos literalmente hablando. Los niños, y el retrato de la infancia, de la infancia en la pobreza, son clave en esta película. Y sabemos que este es un tema favorito de Shimizu, ¿verdad?
Era para matarme olvidar apuntar este detalle.
/Edito.
La sinopsis esa de arriba es una birria. De lo que se trata en esta película es de cómo una mujer sola se esfuerza por trabajar en trabajos considerados indecentes –no prostitución, pero cerca– para sacar adelante a su hijito. La relación madre-hijo es clave, pero la sinopsis esa la ignora alegremente. Probablemente, por lo demás, éste fuese uno de los papeles más «grandes», dramón mediante, que le cayeron a la malograda Michiko Kuwano, que cumple a la perfección con sus obligaciones. Sin embargo, a mí me enganchó con su anónimo papel de la pasajera asertiva en
Arigato-san