¡Hola, comunidad!
Acabo de enlazar los subtítulos.
En esta ocasión no puedo decir gran cosa porque casi seguro que sería un
spoiler, así de concreta es esta fabulosa película, que tiene el característico olfato de Kumai para las derivas morales, unas actuaciones sobresalientes y un final pandémico.
¿Qué voy a decir de Rentaro Mikuni o Eiji Okuda? Pues nada, porque lo voy a hacer de Kunie Tanaka, ese eterno secundario de yakuzadas clásicas con el que uno se querría ir de bares cada vez que lo ve. Aquí está memorable, llevando gran parte del peso dramático de la obra (de hecho, su personaje es el único que tiene
flasbacks para acentuar el dramatismo de la situación). Tiene una escena cocinando una foca imaginaria que voy a atesorar hasta que la senilidad o el alzheimer puedan conmigo.
No os la perdáis. Es verdad que, como en
The Sea and the Poison, no hay verdadera acción, que es más situacional (qué horror de
palabro), pero ese es el vehículo que Kumai utilizaba en sus exploraciones morales. Un verdadero peliculón al que alguien le debería buscar una copia que le haga justicia (esa que yo nunca encontré)