Vamos a alegrar este domingo con un poco de Roman porno, marca Nikkatsu. Y del mejor, claro está. Empecemos por su director, un señor llamado Chusei Sone, en el que seguramente nadie ha repado, simplemente, porque ni tan siquiera nos hemos fijado. Porque estar, lo que se dice estar, está. De hecho fue uno de los mejores especialistas del género, y no porque supiera mostrar los desnudos mejor que nadie (aunque tiene una habilidad contrastada para la puesta en escena, consistente en que siempre hay algo apropiadamente "en medio"), sino más bien porque sus películas eran algo más y él, por su parte, intentaba ir más allá a la hora de dirigir. Seguramente fue la influencia de su maestro, para quien trabajó de ayudante de dirección durante mucho tiempo: Seijun Suzuki.
Sus películas se caracterizan por una cierta violencia y también por un realismo a pie de calle. En este caso, nos vamos a ver a la juventud de Shinjuku, cuya esperanza de vida es acostarse con todo lo que pillan y emborracharse terriblemente en algún garito de esos minúsculos (la protagonista es camarera de uno, su pareja, un guionista sin ningún éxito). Lo que consigue es que su retrato es tan realista como las películas de yakuzas de Fukasaku. Es decir: seguramente la realidad, subida unas cuantas vueltas. O no, quién sabe.
En todo caso es un magnífico retrato de juventud (cuando aún no se peinaban tanto y eran tan pulcros), que gustará también a aquellos que no esperan mucho del cine erótico. Carne hay, pero también algo de cerebro. Volveremos con Chusei Sone, sin duda.