Perdona, es que la terminé de ver muy tarde y ya no tenía fuerzas ni para pensar.
Como me imagino que a todo el mundo, lo que más me encandiló fue ese blanco y negro brumoso que parece que en todo momento lo que se cuenta no es real, sino que pertenece al mundo de los sueños. A mi al menos ese efecto me produjo que me olvidase un poco de la trama y me dejase llevar por las imágenes y esa gran fotografía (la fotografía es una de las cosas que me recordó a Hitchcock). Además, a esa sensación también contribuyen los largos silencios entre Asano y Komine, y su comunicación practicamente solo con miradas.
Por lo que respecta a la trama,
al final parece obvio que los rumores de los crímenes no eran más que eso, rumores entre revisoras y nada más ¿no? Además fue curioso. Ayer empecé la noche viendo Bullet Ballet, protagonizada por Kirina Mano, a la que nunca había visto, y a continuación veo ésta y me la vuelvo a encontrar. Que pequeño es el mundo del celuloide