Otro clásico inapelable, todo un muestrario de cómo filmar el movimiento y la acción: planos generales, barridos, montaje fragmentado, planos secuencia, cámara subjetiva, microelipsis dentro de la misma escena...un festival. Toda la película despide un aire de libertad y una frescura insólitas, esa sensación tan...ritual que se tiene al ver una película brilla aquí por su ausencia: con King Hu al mando todo es posible, todo está permitido, y el cierre del film, absolutamente asombroso, te deja boquiabierto, como si uno hubiera vislumbrado el esbozo de otra dimensión cinematográfica.
Mención especial para la banda sonora, una combinación única de música tradicional china, música orquestal clásica y...ruidismo electrónico (ese inolvidable fondo sonoro como de licuefacción radioactiva en el desenlace de la película), tan atrevida e inusual como el resto de este enorme artefacto cinematográfico que es Dragon Gate Inn.
El único pero es la calidad de imágen...¡remasterización ya!