Vi un pedacito de Bin Jip justo después de bajarla para comprobar si se veía bien. Me salió un tío lanzando bolas de golf - con el hierro tres, supongo-, contra otro pobre tío en el suelo. Pense: "joder, ya estamos otra vez. Este tío lo que es es un sádico de los cojones". Y se quedó pendiente de ver.
Le daré otra oportunidad, seguro, solo que me tiene que pillar bien comido y con la digestión ya hecha, porque ya no me fío un pelo de él.