En Manchuria, la posada de un pueblo cerca de un río es parada normal de carreteros. No es de extrañar que la hija del posadero tenga a un carretero por su amor. Toda la dulzura y la tranquilidad es hecha pedazos por la brutal invasión japonesa de 1931. Quinnian y Sunnu terminan como esclavos en una mina de carbón, pero pronto dirigen la rebelión de los trabajadores a derrocar a sus amos japoneses.