Yasushi Sasaki dirigió esta gran película basándose en un conocido poema épico, un clásico de la literatura japonesa titulado
Heike Monogatari. La historia de este poema está basado en hechos reales y relata principalmente los enfrentamientos entre los clanes Heike y Genji.
Heike monogatari, traducido al español como
Cantar de Heike, ha sido un poema fuente de numerosas leyendas, personajes e historias que tienen en ella su origen.
A medio camino entre la epopeya y la elegía, el poema original consta de doce breves libros y un epílogo que fueron escritos a principios del siglo XIII, y que nos narran la rivalidad y la lucha por el poder, que en el último tercio del siglo anterior había enfrentado a dos clanes militares, los Genji (o Minamoto) y los Heike (o Taira). Su galería de personajes ha constituido la más importante fuente de temas para la literatura japonesa posterior, y tiene para los habitantes actuales de Japón una familiaridad cultural comparable a la del romancero para los españoles o, a otra escala, a la de las epopeyas de
Homero para la literatura europea. El
Heike, como la
Ilíada, pertenece a la tradición de la literatura oral, y hasta los albores de la era moderna en Japón ha sido cantado por bonzos ciegos con acompañamiento musical.
El personaje de
Atsumori es el protagonista principal de la película y también un personaje importante del poema original.
Taira no Atsumori (1169–1184) fue un joven samurai perteneciende al clan Heike, recordado por su temprana muerte a los 15 años en la batalla de Ichi-no-Tani y a manos de
Kumagai Naozane. En la obra
Heike monogatari también se describe particularmente éste trágico incidente.
Atsumori es retratado como un cortesano y poeta, sin preparación alguna para la batalla. También se detalla que llevó una flauta en su primera y última batalla, evidencia de su carácter pacífico, cortés, así como de su juventud e inocencia. El personaje de
Atsumori ha sido especialmente explotado en el teatro Noh, representación lírica tradicional japonesa.
El título de la película es un juego de palabras que transmiten varios acontecimientos. Por un lado, en la historia real de
Atsumori se dice que en su primera batalla (en la que murió) llevaba una flauta encima. Por otro lado, en la película la flauta juega un papel simbólico ya que en el primer encuentro entre los personajes principales cantan un tema a dúo,
Atsumori con la flauta y la princesa Tamaori a viva voz.
Aludiendo al elenco diré que las cifras de
Hibari Misora son absolutamente impresionantes, en esta actuación tan sólo tenía 18 años de edad y ya era su película número 61 en tan solo 6 años de carrera cinematográfica.
Hibari nos deja destellos de su gran voz y de lo que sería posteriormente su género por excelencia: el enka. También destaco la presencia de
Hashizo Okawa, que hace un papel principal magistral. Y por último, uno de mis favoritos (de tantos),
Ryutaro Otomo hace una pequeña intervención hacia el final de la película, haciendo el personaje de
Naozane Kumagai, verdadero asesino en la historia real de
Atsumori.
Junto al famoso poema, el director quiso añadir una historia de amor al más puro estilo de
Romeo y Julieta, con lo que finalmente nos encontramos ante una historia de amor imposible con una guerra inminente como telón de fondo. Para concluir diré que es una película que empieza de manera tranquila, algo lenta, pero que poco a poco va ganando mucha fuerza. El drama y la intriga van asomando a cada instante, haciéndose verdaderamente interesante al final de la película. El final me ha parecido muy bueno, sabiendo los acontecimientos reales de
Atsumori (expuestos anteriormente) da mucho qué pensar.
Sinopsis:
La princesa Tamaori ha sido criada desde su niñez lejos de su padre Tsunemori, señor del clan Heike. Su madre Tsubaki cree que ha llegado la hora de que su hija conozca a su padre, y así poder tener el puesto social que se merece. De camino hacia el clan Heike, la princesa conoce al apuesto Atsumori, quedendo ambos prendados inmediatamente. En casa de Tsunemori, la joven princesa y Atsumori son informados de que son hermanastros del mismo padre. Por si esto fuera poco, ambos se ven obligados a aceptar matrimonios concertados contra sus voluntades. Una vez separados surge una información de vital importancia, Atsumori debe buscar a su querida princesa antes de que sea demasiado tarde y contraiga nupcias. El camino no será fácil, Atsumori deberá sortear al clan Genji en su búsqueda de la princesa.