Esta película, se mire por donde se mire, es espectacular: guión, fotografía, música, dirección, actores...pero vayamos por partes. Está basada en la novela homónima de
Yukio Mishima, y con un guión adaptado del director de la cinta y de
Toshiya Fujita (
Lady Snowblood (1973),
Lady Snowblood 2 (1974)...).
El plantel técnico/artístico brilla por los numerosos premios en su haber. La majestuosa fotografía corre a cargo de
Yoshio Miyajima, ganador a mejor fotografía en películas como
Kaidan (Masaki Kobayashi, 1964) o la trilogía
The Human Condition (Masaki Kobayashi, 1959-1961). La música es de
Toshiro Mayuzumi, nominado a un Oscar por The Bible (John Huston, 1966) y ganador a mejor música en películas como
The Insect Woman (Shohei Imamura, 1963) o
Tokyo olympiad (Kon Ichikawa, 1965).
En el reparto destaco la presencia y magistral actuación de la bellísima (y me quedo corto)
Ruriko Asaoka, uno de los rostros más populares de la época dorada de la
Nikkatsu Action, allá por las décadas 50-70. En cuanto a la dirección me ha parecido memorable,
Kurahara no solamente sabe dónde poner la cámara sino que sabe utilizar el lenguaje cinematográfico magníficamente; a través de miradas, juegos de cámara y simbología, consigue mantener un halo de misterio e intriga durante todo el metraje. Por poner alguna pega, lo único que le sobra a la película es la voz en off que aparece algunas veces comentando lo que ya se intuye viendo las imágenes.
En definitiva, como conclusión final, un dramón, un peliculón de obligado visionado que no os dejará indiferentes y cuyo final seguramente recordaréis toda la vida. Le doy un
imprescindible, rozando la obra maestra. Por cierto, en las capturas podéis intuir ese lenguaje cinematográfico del que os hablaba antes, no todo es lo que parece...Como siempre más información y capturas en
Asiateca.
Sinopsis:Tras perder a su marido, Etsuko vive lujosamente en la mansión de su suegro. Para no perder su tren de vida, se ve obligada a mantener relaciones sexuales con su suegro, al que detesta considerablemente. Bajo esta vida de desencanto, Etsuko comienza a sentir una atracción obsesiva hacia Saburo, joven jardinero de la familia.