Hakujitsumu Zoku (o Daydream 2 en Occidente) fue la última película que dirigió Tetsuji Takechi antes de morir de cáncer al año siguiente. Una vida de avatares, de lucha incesante por la libertad de expresión, dedicada a mostrar a los ciudadanos japoneses (y mundiales) el estado de alienación en el que vivían. Su carrera cinematográfica se cerró prácticamente como empezó, con una nueva adaptación de la historia de Junichiro Tanizaki que tantos éxitos (y tantos problemas) le había reportado tanto en 1964 como en 1981. No fue Daydream, sin embargo, su único contacto con la obra de Tanizaki, sino que cuatro años antes de esta su última película, había adaptado otra historia del escritor, Oiran (Prostituta), una película sobre una mujer que sueña con una nueva vida en EEUU, pero cuya visión del sueño americano difiere mucho de la realidad.

En aquel año 83, Takechi dirigió también Sacred Koya, la más extrema de sus obras. El director quiso hacer un drama adulto con escenas pornográficas, negándose a editar o censurar nada. El Eirin (la censura japonesa) prohibió su estreno, pero Takechi consiguió estrenarla en la isla de Guam, bajo protección americana, donde las leyes sobre pornografía eran mucho más flexibles. Así, muchos japoneses viajaban hasta Guam solo para ver el film de Takechi, que estuvo un año programándose ininterrumpidamente.

Daydream 2 fue por tanto su despedida del cine. Aceptando las normas del Eirin, Takechi volvió a utilizar el recurso del Daydream de 1981, es decir, en lugar de poner puntos negros y zonas borrosas, ocupar la parte censurada con extractos de la película. Así consigue algunos efectos visuales realmente atractivos y a veces es difícil diferenciar los cuerpos. Teniendo en cuenta que la película sucede en el mundo de los sueños, la idea de Takechi es muy efectiva, ya que genera un estado de confusión, incluso de mareo. Es por ello, una película enormemente iconoclasta, incluso experimental, por mucho que en otras ocasiones opte por el erotismo más festivo y ramplón, tan propio de la decadencia del pinku.

Otro de los aspectos novedosos respecto a las anteriores versiones es que el dentista es en esta ocasión una mujer, así que si cabe la película es más depravada, con escenas de orgías lésbicas (como la que ocupa casi la totalidad de la primera parte del film), y otras de tortura y humillación femenina.

En fin, que espero que la disfrutéis. El ripeo creo que ha quedado bastante bien y la película, pese a su irregularidad, merece la pena, especialmente vista a la luz de las dos anteriores, ya que aquí Takechi innova bastante, utilizando trucajes visuales, además de que sustituye el formato 2.35:1 tan habitual del pinku por el 1.78:1, lo que da una imagen menos panorámica, pero implica una forma distinta de filmar el sexo.

A ver si hago los subtítulos, que son menos de 200 líneas.