Sólo en un par de ocasiones me he avenido a traducir la elección de otro, como premio para algún concurso o con motivo de alguna celebración; esto es, traduzco lo que quiero, lo que me gusta, lo que me divierte, y tengo la suerte de haber subtitulado ya cuatro okamotos: Oh Bomb, Rainbow Kids, Blueprint of Murder y At This Late Date The Charleston. No engaño a nadie: adoro a este director, que para mí aúna talento, inteligencia y oficio. Y quiero destacar esto último, el oficio, porque más allá de cualquier afinidad intelectual, hay que celebrar su saber hacer películas, la comodidad con la que transitaba y mezclaba los géneros, su idea de edición en la sala de montaje, su habilidad para escribir diálogos, para servirse de tramas secundarias… Ritmo. Eso es lo que buscaba y lograba en cada nueva película. Yo creo que fue eso, el ritmo, lo que le llevó a incorporar la música, a hacer musicales y a emplear la repetición de elementos en el montaje. Un bonito ejemplo de esto lo tenemos en los mismos títulos de crédito de At This Late… Hablo de mi experiencia como traductor precisamente para intentar explicar ese ritmo de Okamoto: a veces es literalmente imposible que quepan tantas réplicas en tan pocos segundos. Bueno, y porque fue a raíz de traducir At This Late Date... que se nos ocurrió revisitar esta retro dentro del 3er Festival de Cine Allzine.
Por otra parte, en mi experiencia como espectador, las películas de Okamoto estuvieron rodeadas de las de un puñado de directores. Shuji Terayama tenía 10 años el día en que EEUU lanzó su bomba atómica sobre Hiroshima, Yoshishige Yoshida tenía 12 años; Toshio Matsumoto y Nagisa Oshima, 13; Masahiro Shinoda, 14; Susumu Hani, 17; Hiroshi Teshigahara y Koreyoshi Kurahara, 18; Shoei Imamura, 19; Yasuzo Masumura y el propio Kihachi Okamoto, 21; Seijun Suzuki, 22; Kaneto Shindo, 33. De una u otra forma, poned o quitad un par de ellos, estos directores formaron parte de un mismo corazón narrativo; no siempre y no de la misma manera, pero nos pueden servir para contextualizar a Okamoto. Porque sí: siempre se recurre a recordar que él fue de los que sí se incorporaron a filas.
Escribe Tom Mes en midnighteye.com: “La muerte de Kihachi Okamoto es otro paso más en el proceso de desaparición de una generación única de directores japoneses. Formó parte de un grupo de hombres que no sólo hicieron algunas de las películas más vibrantes e insolentes, sino que estuvieron unidos en la experiencia de los horrores de la guerra a una edad muy temprana. Okamoto era un estudiante universitario de 19 años cuando fue reclutado por el ejército en 1943 y enviado al frente de la Guerra del Pacífico. 'Puedes decir que fue un milagro que sobreviviera a la guerra, ya que las estadísticas muestran que la mayor parte de muertes fueron de gente nacida en 1924, como yo', dijo en 1977 en una entrevista con Peter B. High. Como en los casos de Masaki Kobayashi (nacido en 1919), Kenji Misumi (1921), Seijun Suzuki (1923) y Yasuzo Masumura (1924), la experiencia de la guerra tendría un impacto enorme en su trabajo posterior como director de cine. No fue una coincidencia que su generación llevara al cine japonés por nuevos caminos en los años 60, ya que fue su encuentro con la violencia, la muerte y la destrucción lo que les llevó a replantear las bases mismas de los géneros cinematográficos."
¡Las películas son tan divertidas!
A partir de aquí vamos a recurrir a resumir una larga entrevista que Chris D. publica en su Outlaw Masters of Japanese Film y que nos va a servir para completar un poco este retrato nacido desde nuestro gusto personal. Para empezar, es curioso ver el tono con el que el propio director habla de la guerra, por mucho que gran parte de su producción tratase de ella. Pero tiene explicación: concedió la entrevista a los 73 años y conservaba todo su sentido del humor.
CD: ¿Cómo fue su experiencia durante la Segunda Guerra Mundial? ¿Lo reclutaron o tuvo la suerte de evitar el ejército?
OKAMOTO: A los 17 me trasladé a Tokio y comencé a estudiar en la universidad. Fue entonces cuando comencé a ver mucho cine. Me encantaban las películas americanas de acción y las comedias francesas. La guerra ya había comenzado y pensaba que en cualquier momento me reclutarían e iría hacia mi muerte. Calculaba que probablemente mi vida acabaría a los 21. Así que decidí ver tantas películas como me fuera posible. A los 19 me gradué de la universidad y aún no me habían llamado a filas. Pensaba que si ver películas era tan divertido, hacerlas debería serlo aún más, así que me fui a la Toho y me hice con un puesto de asistente de dirección. Antes de ser reclutado, fui asistente con Mikio Naruse. Recién incorporado a la compañía, no era de los asistentes de mayor rango. La guerra paró la industria del cine y Toho decidió que no necesitaba tantos directores auxiliares, por lo que fui asignado a una fábrica de aviones de combate. No fui reclutado hasta 1945, y la guerra terminó en agosto. Acabé por estar en el ejército unos ocho meses. Y me volví a la Toho.
El director recuerda una historia que hemos escuchado muchas veces: cómo uno empieza de asistente durante unos cuantos años, trabajando con diferentes directores, hasta que tiene la oportunidad de dirigir su primera cinta. Pero el escenario de la posguerra fue de una drástica reducción de la industria, que sufrió los problemas que casi todas las demás industrias también sufrían. Okamoto desempeñó labores de asistente de director ¡durante 15 años!
CD: En su autobiografía, Kurosawa habla de la prolongada huelga que hubo después de la guerra en la Toho y cómo al final algunos productores, directores y estrellas se separaron para formar los estudios Shintoho.
OKAMOTO: Justo después de la guerra, que ya había causado una reducción significativa en las producciones, hubo tres años y medio de huelgas continuas. Recuerdo que trabajé en un par de películas independientes…
Con una sobresaliente habilidad para contar cualquier historia, tal vez todos esos años trabajando con diferentes directores le sirvieran para adquirir la versatilidad que luego demostraría. Además, los filmes que le asignó el estudio le permitieron dominar las claves de los diferentes géneros. Sorprendentemente, fue su sentido del humor lo que le conllevó ciertos problemas; lo cambiante de sus registros cómicos y su capacidad para expresarse al tiempo en lo grotesco, lo llano y lo surrealista le convirtieron en un joven impetuoso pero a veces incomprendido.
CD: No he visto sus primeras dos películas como director, All About Marriage y Young Daughters. Pero por los títulos me imagino que son comedias...
OKAMOTO: Bueno, no exactamente comedias. All About Marriage es sobre la vida cotidiana de la gente común, de gente casada. La otra es más de iniciaciones adolescentes.
CD: Su primera película de acción fue The Big Boss. ¿Era lo que esperaba hacer en aquel entonces?
OKAMOTO: Todas aquellas películas, All About Marriage, Young Daughters, The Big Boss, Someday I Am..., The Last Gunfight... todas me fueron asignadas. Pero cuando leía el guión de The Big Boss estaba emocionado porque siempre había querido hacer películas de acción. Las disfruté bastante más que las anteriores. Desperado Outpost fue la primera vez que dirigí un proyecto que realmente quería hacer. Había escrito el guión como parte del examen de Toho para ver si estaba capacitado para convertirme en director de pleno derecho. Realmente había escrito dos guiones, Desperado Outpost y Oh! Bomb, que no pude hacer hasta mucho después.
CD: En la revista japonesa Kinejun he visto que Desperado Outpost y su secuela, Westward Desperado, parecen ser ahora muy valoradas. ¿Lo fueron también cuando se estrenaron? Eran populares entre el público, pero ¿tuvieron los elogios de la crítica que parecen disfrutar ahora?
OKAMOTO: A decir verdad, no recibieron comentarios muy favorables. Yo trataba la guerra en Manchuria de manera irreverente y satírica, casi como un evento deportivo, y muchos críticos apartaban la mirada sintiendo que aquello era degradante. La mayoría de las críticas negativas era de ese estilo. Pero los comentarios positivos señalaron que con frecuencia la guerra era exactamente así. Las películas bélicas de entonces eran muy tristes, mientras que Desperado Outpost se reía en el caos y la locura de la guerra. Eso es algo de lo que estoy muy orgulloso. Antes de mi película The Human Bullet me tacharon repetidamente de director que se burlaba de la guerra. Pero después de The Human Bullet los mismos críticos finalmente entendieron lo que estaba haciendo. Tengo que decir que algunos de ellos hasta se disculparon conmigo.
CD: Pero The Human Bullet tenía un sentido del humor similar. En algunos sentidos era más grave, pero tenía un tono similar a Desperado Outpost.
OKAMOTO: Pero gracias a ese sentimiento antibelicista más grave, finalmente entendieron lo que estaba diciendo, cómo me sentía acerca de todo aquello. En realidad, si nos fijamos en Japan’s Longest Day vemos más a aquellos que quedaban por encima de los combates, a los mandos, que hasta se enfrentaban entre sí; mientras que The Human Bullet nos muestra a quienes se tuvieron que arrastrar, carne de cañón. Ver las dos películas juntas le da a uno una imagen completa.
CD: Justo antes de Japan’s Longest Day rodó Age Of Assassins, una película que Toho no entendió y que en un principio no pensaba estrenar. La apartaron durante un tiempo. Sin embargo, en lugar de darle algún pequeño proyecto, le asignaron la dirección de una de las películas más grandes de su carrera. Japan’s Longest Day.
OKAMOTO: Sí, Age Of Assassins, no fue estrenada hasta ocho meses después de salir de la sala de montaje. Mientras tanto, me llamó un productor de Toho. Vio que estaba pasando un mal momento, que no hacía más que beber y jugar al golf. Así que fui a la oficina de Fujimoto. Le dije que había escuchado que Masaki Kobayashi iba a dirigir Japan’s Longest Day, pero que finalmente había rechazado el encargo y la producción había quedado en el limbo. Pero era una película que Toho debía hacer, definitivamente. Y terminé al frente del proyecto.
CD: ¿Sabe por qué Kobayashi no quiso rodar el filme?
OKAMOTO: Nunca lo supe.
Reescribiendo los géneros
Históricamente, los años 60 son considerados como una de las eras doradas del cine mundial, también en Japón, donde algunos autores nuevaoleros alcanzaron verdadero estatus en esa década. Por eso es curioso ver los problemas internos de un gran estudio como Toho y la feroz competencia de las tres compañías que lideraban una industria que dos lustros después buscaría salidas desesperadas a la crisis como el roman porno. Okamoto rodó Age Of Assassins en 1967 (justo después de su inolvidable, de su tremenda Sword of Doom), y en ese mismo año de 1967, Seijun Suzuki, que andaba sentando las bases estéticas del nuevo cine negro japonés, fue despedido de Nikkatsu por hacer películas sin sentido y sin ganancias tras estrenar Branded to Kill. Nikkatsu fue la productora que más fuerte tuvo que apostar por el roman porno diez años después como tabla de salvación.
CD: Volviendo a Age Of Assassins, la película es obviamente divertida y tiene mucha acción. Sin embargo, no pareció gustar en Toho. ¿Sabe por qué?
OKAMOTO: Una de las pocas críticas que me llegaron fue que simplemente estaba "por debajo de la media". En realidad, nadie reprochó nada en cuanto a sus cualidades fílmicas. Lo poco que me llegó fue que se debía a los problemas internos del estudio. Los dos principales productores de Toho, Fujimoto y Tanaka, competían entre ellos, y creo que la película fue víctima de esa rivalidad.
CD: Entonces supongo que usted estaba más con Fujimoto que con Tanaka...
OKAMOTO: Fujimoto era mucho más poderoso que Tanaka, que era más joven. Podría decirse que en realidad estaba más cerca de Tanaka. Pero nuestra relación era como la de Tom y Jerry, los dibujos animados: siempre me andaba persiguiendo y yo estaba siempre huyendo. En aquel momento, los tres grandes estudios japoneses tenían esa cosa de competir para ver cuál era el más grande. Eso fue lo que pasó; en Toho los productores estaban compitiendo para lograrlo; en Shochiku fue la administración, y en la Toei, los actores. Estoy hablando de la década de los 60. Un enérgico, un interesante período de tiempo.
Una de las características más celebradas del talento de Okamoto fue su capacidad para revisar y revitalizar géneros. Lo hizo con el cine bélico, con el musical, con las producciones de acción y, sobre todo, con el chambara. Hoy nos es muy común esa idea del chambara/western, los hemos visto todos, y muchos los firmó él. Y también ese aire crepuscular, ese sentimiento terminal que comparte con algunos de los mejores westerns. Volvemos por un momento a Tom Mes: "Al mismo tiempo que sus experimentos formales, el exorcismo de los traumas de la guerra (al estilo de Sam Fuller) a través de las películas fue una constante de su carrera. No sólo por el gran número de cintas bélicas que dirigió (casi la tercera parte de su producción total), sino también por su actitud ante la violencia y la naturaleza humana en otros géneros fílmicos. Fue uno de los más notables directores en adoptar una actitud muy crítica con el bushido en sus chambaras. Esa actitud comenzó en los primeros años 60 con directores y filmes como Kurosawa y su Yojimbo (1961) y especialmente su Sanjuro (1962), el Harakiri (1962) de Kobayashi, el Kiru (1962) de Misumi, el Assassination (1964) de Masahiro y la serie de películas Sleepy Eyes of Death. En todas ellas, el énfasis no estaba puesto en el honor y el heroísmo, sino en la miseria y la inevitable muerte de aquellos que viven en el camino de la espada y quienes se cruzan con ellos. La más que notable contribución de Okamoto en esa época incluye Samurai Assassin (1965), Sword of Doom (1966), Kill! (1968), Red Lion (1969) y su más que peculiar aproximación al universo de Zatoichi con Zatoichi Meets Yojimbo (1970)."
CD: Las películas que recuerdo más vívidamente son las de samuráis. Warring Clans, Kill!, Red Lion y Zatoichi Meets Yojimbo mezclan el drama más violento con el humor. Y Sword of Doom y Samurai Assassin son también muy serias, muy graves. ¿Con cuál de esas películas se quedó más contento?
OKAMOTO: Me gustan todos los chambaras que hice. Las más serias, como Samurai Assassin, ya tenían los guiones escritos. Sword of Doom se basó en un libro que ya había sido adaptado varias veces. Los samuráis se retrataban casi como inhumanos. En Warring Clans, Kill!y Red Lion quería humanizarlos, hacerlos más realistas, casi filosóficos en su relación con la violencia y el asesinato.
CD: Muchas de las otras versiones de Sword Of Doom han sido hechas como trilogías. Las versiones de Kunio Watanabe y Tomu Uchida en los 50 y la versión dirigida por Kenji Misumi y Kazuo Mori en los primeros 60. ¿Toho pensaba hacer dos películas más después de Sword Of Doom?
OKAMOTO: Originalmente estaba previsto hacerla en sólo dos partes, con la segunda producida después. Sin embargo, poco antes del estreno, los ejecutivos decidieron que eso no iba a funcionar y pararon la segunda parte antes incluso de que entrara en proceso de producción.
CD: ¿Cómo fue el estreno?
OKAMOTO: La taquilla fue mediocre. La versión de Daiei con Raizo Ichikawa y las dos versiones de Toei... todas fueron grandes éxitos.
CD: ¿Ha visto muchos spaghetti westerns, especialmente los dirigidos por [Sergio] Corbucci? Hay varios de ellos, en concreto Compañeros y El mercenario, que tienen un tono similar a Kill!, Red Lion y Zatoichi Meets Yojimbo. OKAMOTO: En realidad, el único spaghetti western que he visto en toda mi vida ha sido la versión de Yojimbo que hizo Sergio Leone, Por un puñado de dólares. No he visto ninguno de Corbucci.
CD: ¿Cómo terminó comprometido a dirigir la película de Zatoichi? Siendo una producción de Katsu, ¿fue Shintaro Katsu a hablar con usted?
OKAMOTO: La línea básica de la historia para Zatoichi Meets Yojimbo vino de una historia de Dashiell Hammett. ¿Lo conoce?
CD: Sí. ¿Se refiere a Cosecha Roja?
OKAMOTO: No, Kurosawa pudo haber hilado la idea original de Yojimbo por Cosecha Roja. Pero la idea de Zatoichi Meets Yojimbo salió de otro cuento de Dashiell Hammett. Por desgracia, no recuerdo el título.
Con el fin de la era de los grandes estudios a comienzos de los años 1970, Okamoto volvió a diversificar su producción, ya como agente libre. En 1968 había facturado la primera de las tres películas que coprodujo con el ATG, la sátira bélica Human Bullet, a la que siguieron dos más: Battle Cry en 1975 y la que en realidad es la culpable de esta revisión del director, At This Late Date, the Charleston, en 1981. Su producción siguió mostrando su especial interés en el especial entendimiento entre la cámara y la música. A menudo en estrecha relación con su esposa y productora, Minako, Okamoto se aventuró en campos tan dispares como la sátira de ciencia ficción (Blue Christmas, 1978), la parodia criminal (Rainbow Kids, 1991), otro samurai-western (East Meets West, 1995), y la historia de un cuarteto de jazz negro perdido por Japón en el siglo XIX (Dixieland Daimyo, 1986). Su última película, Vengeance for Sale (2001), le vio volver al chambara; eso sí, aliñado con una gran carga cómica. Además, esta producción le reunió de nuevo con Tatsuya Nakadai, la estrella de muchos de sus filmes; entre ellos, el más aclamado fuera de Japón, esa versión de Sword of Doom que debería bastar para que cualquier aficionado al cine que aún no le conozca, si es que eso es posible, se acerque a Kihachi Okamoto.
Hasta aquí, textos de Tom Mes en midnighteye.com, Chris D. entrevistando a Kihachi Okamoto en Outlaw Masters of Japanese Film y davidn33. Traducciones de davidn33
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