Ya estoy aquí otra vez con el cine japonés. Y con Ken Takakura. Y con Teruo Ishii.
An outlaw es todo un descubrimiento. Tiene algo que remite a la saga Chitai (ya sabéis, Black line, Yellow line,...), a ese policiaco en el que un tipo se ve metido en un asunto inexperado y tiene que salir desentrañando una complicada trama. La trama, como en aquellas otras, no es que sea muy complicada, y si acaso todo sirve un poco como excusa para que Ishii se dedique precisamente a lo que mejor sabe hacer: poner la cámara. Poner la cámara con ese sentido del plano, instintivo, que poseía, y que aquí se ve multiplicado por la ambientación de la película, que apenas es Japón, sino, oh maravillosa sorpresa, Hong Kong. Y también Macao. Y uno, que ha visto ya cientos de películas de Hong Kong (y alguna que otra en Macao) se enfrenta a una ciudad nunca vista, irreconocible y maravillosa, laberíntica y colorista. Sumadle a Takakura, a Tetsurô Tanba y a la fascinante Mariko Kaga, que sale poco pero bien, y tendréis una película muy entretenida y visualmente única. Lo dicho, un descubrimiento.
Y, además, por si fuera poco, en un dos por uno muy de esta época de rebajas, tenéis también los subtítulos en castellano traducidos por Garitero
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