Estoy un poco dividido con la película; por una parte, es innegable la calidad Ghibli en cada fotograma: los detalles, los rincones, los encuadres, los colores son preciosos; la música, como también se ha apuntadio ya, es extraordinaria. Sin embargo, el desarrollo de la historia me ha dejado algo frío; la primera media hora es, sencillamente, maravillosa, llena de asombro y descubrimiento, presentándonos a los pequeños protagonistas y su forma de vida directamente, de un modo hermoso y revelador. Sin embargo, una vez que se establece el motor del cambio, y se entabla relación entre ella y él, la cosa me parece que deriva un poco por terrenos más imprecisos, no se decide a ser aventura ni siquiera odisea familiar y, como ya ha señalado un compañero, no se siente una verdadera sensación de peligro o amenaza en ningún momento, a lo que contribuye uno de los puntos, en mi opinión, más flojos de la película,
el personaje de Haru, bastante simplón y, a veces, no enteramente comprensible ni creíble, ya que su paso de la amabilidad al "lado oscuro" resulta repentino y un tanto forzado, como obligado por la necesidad de que alguien presente una amenaza a la familia de diminutos para que la historia tenga emoción y un clímax que por eso lado no llegará. No quiero parecer demasiado negativo: la película es una delicia para los sentidos, se ve con encanto, pasa en volandas y deja un sabor muy dulce en la boca, pero lejos queda de las alturas a las que Ghibli ha llegado en tantas ocasiones. De todas formas, es lo mejor del estudio desde
El castillo ambulante, para mi gusto, y de eso hace ya 7 años.
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