jidaigekipedia.comEl peso del karmaLa sexta entrega de Nemuri Kyoshiro vuelve a estar dirigida por Kimiyoshi Yasuda, segundo director que repite en la saga, tras Kenji Misumi. Sword of Satan es un regreso a los inicios del personaje, rodeado de muerte y traicionado por un aura maldita que afecta a todos sus contactos con el mundo. Es un Nemuri imprevisible, que vaga por el país siendo justo con los justos y duro con los cobardes.
La trama planteada es tremendamente similar a la de varios títulos de Zatoichi. El protagonista causa de forma involuntaria el suicidio de una buena mujer que cumplía una misión. Tras descubrirlo, se compromete a reparar el daño relevándola en su cometido de proteger al pequeño Tsurumatsu. El muchacho es reclamado por el clan Iwashiro para hacerlo daimyo y evitar la extinción del linaje de la casa. A las fuerzas del feudo se une la hermana de la "ardilla voladora" Banzo, asesino a sueldo que Nemuri derrotaba en Full Circle Killing, que busca la destrucción del enemigo común.
En esta ocasión la aventura no parte de acontecimientos o personajes históricos, salvo que consideremos determinante la presión que ejercía el Shogunato sobre los clanes en su intento por abolirlos. El clan Iwashiro además ofrece un ejemplo de la política Tokugawa de control a los daimyo, pues tenemos un chambelán en Edo y otro en la provincia. Como sabemos, los señores feudales debían residir en la capital en años alternos, por lo que se veían obligados a repartir sus recursos para mantener dos residencias.
Entre los personajes malvados se incluye uno que hasta ahora había tenido un papel neutral; el Consejero Mayor Tadakuni Mizuno. En esta entrega es un corrupto que obtiene ingresos por hacer la vista gorda en actividades monstruosas. A él se unen los egoístas samurái del clan Iwashiro, capaces de enjaular a su señor con tal de asegurar la continuidad del feudo. Por último, como viene siendo característico de la saga, los cristianos y sus misas negras ponen la nota tenebrosa con un sacerdote satánico.
Las mujeres que entran en contacto con Nemuri evidencian sus carencias como protector. No se parece en ese aspecto a Zatoichi, que rara vez permitía que sus allegados sufrieran daño alguno. Al protagonista de Sleepy Eyes of Death le faltan dedos para contar las chicas que han muerto por relacionarse con él. Y no solo las que tienen buenas intenciones, puesto que los papeles femeninos tienden con bastante frecuencia a representar a asesinas a sueldo.
Yasuda demuestra una maestría extraordinaria cuando llega el momento de rodar coreografías de acción. Su uso tanto de la cámara fija como en desplazamiento es exquisito, y nos permite ver la danza mortal de Nemuri sin perder detalle. La originalidad del director va tan lejos que durante medio minuto nos metemos en la piel del protagonista y empuñamos su katana en una maravillosa escena de combate en primera persona, como en un videojuego.
Nada más que añadir. Sword of Satan está en la línea de los otros títulos de la saga, aunque para mí ha destacado sobre todo en el terreno de la acción, como mencionaba en el párrafo anterior.