Ahí va, un clásico de nuestras cinefilias: cine japonés... sin subtítulos.
La película es hija de su tiempo. Shochiku Ofuna 1961. Lo que significa jóvenes que se emborrachan, que hacen cosas poco decorosas. Esta va de conciertos de rock y concienciación política, con fotos de Fidel Castro, mensajes antimilitaristas, manifestaciones socialistas... todo filmado de forma muy airada... Esto es muy interesante porque la filma un director más bien tranquilo, que le gustaban más las cosas sutiles, aquello que no se podía apreciar a simple vista, como Masahiro Shinoda. Pero en fin, como no conocemos su etapa de la Shochiku, no podemos saber con exactitud cómo evolucionó su carrera. Bueno, en sus mejores películas, como Lo bello y lo triste, La isla del castigo o la infravalorada y poco comentada El bosque petrificado, siempre aparecen mensajes políticos, siempre como una letanía, como algo de un pasado que ya nunca volverá, como si Shinoda ya hubiera perdido la esperanza de que en Japón se pudiera producir un cambio, una revolución (no en vano, Japón fue gobernado durante casi 50 años por el mismo partido político, hasta hace bien poco, además).
Así que... si alguien se atreve con ella seguro que encontrará cosas interesantes. Y como completismo de la obra de Shinoda, pues pertenece a una etapa del todo desconocida, pero es aquí cuando empieza a trabajar con Shuji Terayama y con Toru Takemitsu, también su mujer Shima Iwashita (¿por qué los directores de esta generación se casaban siempre con sus actrices fetiche?). Ánimo a los valientes.