Echaba de menos a Rani, y me la tragué. A duras penas. Supongo que si eres indio la peli toca temas que ahí son de mucha relevancia. Si no lo eres, y además eres un poco cínico y crees (¡sabes!) que no hay sistema perfecto que no se pueda corromper con un poquillo de dinero... pues un bodrio de película con el mensaje buenista-naïf y nacionalista hindi al que últimamente nos tienen acostumbrados.
Rani, en su línea. Más discreta de lo acostumbrado, quizás. El resto de actores, de justitos para abajo. Me aburrí de ver a Vidya Balan y su cara de palo con gafas horteras. Quizás hasta media película el ritmo y la historia se dejan aguantar. A partir del juicio, que es cuando las cosas deberían de ponerse en plan dramático total, ahí empieza a quedar un poco frío. Quizás falta de guión, falta de emociones en la cara-de-palo protagonista, falta de banda sonora (ayuda, cuando todo lo demás falla) falta de... algo, que te hace perderle el punto. Y así, cuando llegan LOS GRANDES MOMENTOS de la velitas y tal, como ya sabes de sobra que ahora viene el mensajito Chak de India y no eres indio y los indios te caen bien, pero no como para solicitar el pasaporte, pues nada, te pillan frío: a aguantar los últimos culetazos con la ayuda de un poco más de Rani y a otra cosa.