¡Qué delicia de película! Lástima que llegue un poco tarde ya que, de otra forma, se habría llevado seguro algunas nominaciones a los premios de mi parte, como mínimo a mejor película japonesa y a mejor interpretación femenina. Me había gustado
Strawberry shortackes, que vi sentado en las escaleras en el Baff de hace unos años (llenazo total) pero en esta nueva obra Hitoshi Yazaki llega mucho más lejos en todos los sentidos: una manera sobria pero elegante de rodar, componiendo planos de una belleza serena, silenciosa, casi poética; un guión que avanza lentamente pero de forma absolutamente sensata, coherente, profunda, y unos personajes terriblemente humanos, terriblemente simples y complejos al mismo tiempo, pero ante todo verdaderos y fieles a sí mismos (destacando la sensacional interpretación de Miki Nakatani). Me ha parecido preciosa; sin grandes estridencias, sin ningún sobresalto emocional, sin momentos efectistas de ninguna clase, la historia se va desarrollando a la par que los personajes, ese matrimonio aburrido pero comprometido; los días pasan rutinarios, igual que los fotogramas se repiten de forma cíclica, pero bajo la superficie del agua, la corriente tiene vida propia, y avanza a un ritmo invisible que, de pronto, se convierte en un pequeño remolino, porque el flujo del río llevaba hasta allí, porque no había otra posibilidad.
Me ha recordado, por la sobriedad y por el desarrollo complejo de sus personajes, de la pareja protagonista, a
All around us de Hashiguchi, otra de los joyas de la cinematografía japonesa de los últimos años y, al igual que en ese caso, mucho me temo que esta "Sweet Little Lies" correrá la misma suerte, esto es, pasar bastante desapercibida injustamente, cuando, en mi modesta opinión, son dos de las grandes películas japonesas que se han rodado últimamente.
Esa última conversación, tan breve, tan reveladora, en las escaleras, me ha parecido sensacional, hermosa, sobrecogedora pese a su contención, a su vaguedad.
Por último comentar brevemente, y paso al modo "mute"
el personaje de la anciana vecina, dueña del perro; cuando al final cuenta la historia de su marido me ha cruzado por la mente la idea de que esa anciana es en realidad la misma protagonista, años después, recordándose a sí misma. Es simplemente una impresión que surcó mi mente en ese momento, pero no digo que sea así ni mucho menos, probablemente no, pero me resultó una idea sugerente e interesante.En fin, una pequeña joya, no exenta de alguna dificultad, ya que su ritmo excesivamente pausado y su falta de acción y momentos dramáticos podrán aburrir a más de uno, pero creo que el espectador paciente se verá recompensado con una hermosa parábola de las relaciones matrimoniales, del tedio que subyace a la rutina, de la necesidad de protección que todo ser humano alberga, de la soledad inherente a las relaciones de pareja, por contradictorio que esto parezca. En fin, de la necesidad de comprometerse con uno mismo, y con uno más, para que eso llamado matrimonio salga adelante, a pesar de todo.
¡Imprescindible! Y perdón por la disertación, no pensaba escribir tanto!