Cuando estábamos haciendo recuento para ver que nos había traído
el cine asiático este año, teníamos la sensación de que para el cine japonés estaba resultando un año flojísimo, con poco que destacar, y lo destacable de calidad buena, pero no excepcional. Sin embargo, en el último mes y medio ha empezado a despuntar con cosas como Golden Slumber, el Ototo de Yoji Yamada, Outrage de Kitano, y sobre todo esta Confessions de Nakashima.
Lo cierto es que corría el riesgo de encasillarse como director colorido, (a pesar de que Happy go Lucky y beautiful sunday no lo son para nada) por sus Kamikaze girls, su Matsuko y su Paco. Pero creo que la estética en esos casos respondía a la historia: la primera con sus lolitas góticas, la segunda en el happy mundo de Matsuko que no ve todo el drama que tiene alrededor, y en el caso de Paco porque estamos dentro de un cuento de fantasía.
Y en esta película la estética sigue acompañando. Nos ha quitado los colorines, pero nos ha dejado toda la fuerza. Y está llena de detalles, infinitos, que acompañan a la historia. El uso de la cámara lenta puede ser desacertado cuando es puramente descriptivo (por ejemplo: 300), pero en este caso, está acompañada continuamente de texto, de narración, ¡y qué narración!
Absolutamente todo lo que cuenta o lo que muestra responde a la historia, se aleja de las pajas mentales, que otros directores estarían tentados de meter, y nos cuenta la historia una y otra vez, pero cada vez que una escena se repite, se cuida mucho de meternos más detalles que los que vimos antes para poder conocer todos los puntos de vista.
Las actuaciones sublimes. Los chavales hacen un trabajo excelente y también la profesora. Como todos han dicho los primeros 20 minutos son excepcionales, con muchísimos detalles (como esa tormenta que se acerca, estalla y termina durante todo ese primer acto), y describiendo a la perfección una clase de secundaria típica mientras no deja de sentar las bases para el leit motif de la peli.
Hacía mucho tiempo que una peli me gustaba tanto. Uno de los más grandes fallos del cine actual es que no saben tenerte dentro de la película. Es fácil que te saquen con giros innecesarios de guión, escenas absurdas metidas para alcanzar a un público más amplio, e incluso con la música (uno de los grandes males del cine japonés actual: ponen una canción y la repiten durante toda la peli hasta la saciedad, de forma que cuando la oyes por quinta vez estás hasta el gorro). Sin embargo esta peli no tiene nada de eso. No le sobra nada, y la música acompaña perfectamente a todo el film. Firme candidata para los premios de este año sin duda, en película, guión e interprete femenina.
Ah, no estoy de acuerdo es la comparación de Nakashima con Sono en cuanto a imagen. Nakashima le da mil vueltas a Sono. La fuerza de Sono suele estar en la historia, a veces acompañadas de imágenes impactantes, pero su fotografía siempre me ha recordado más a un telefilm, con muchos planos casuales y descuidados y eso no se puede decir de este. No digo que Sono esté mal. Cada estilo responde a lo suyo. Sólo comento que técnicamente Nakashima es muy superior.