Creo que el desempate en relación a esta película pasa por aquello que intenté expresar en mi primer mensaje: hay gente a la que le gusta este tipo de cine, y gente a la que no. Y digo esto sin pretensiones de corrección política, porque no dudaría un instante en decir que la película es una mierda si así me lo pareciera. Pero está claro que no lo es, ni para mí, ni para nadie.
El problema de su apreciación pasa, en mi opinión, por los diferente tipos de receptores que cada uno tiene en relación a este tipo de cine, un cine cuya estética está enraizada en recursos más propios de la fotografía, la televisión y el cine publicitario, que del cine mismo, entendiendo este último como una tradición artística que va definiendo nuevos lenguajes conforme evoluciona, pero sin apartarse de algo que es consustancial a su origen: ser arte, no entretenimiento; involucrar, no distraer; emocionar, no impresionar.
Por supuesto que no hay problema en hacer cine tomando prestados recursos de otras expresiones, ¿acaso no fue eso lo revolucionario en Citizen Kane? La cuestión es cómo integrar esas expresiones dentro de un todo coherente que conserve aquello que es más propio del cine. El lenguaje del video clip, así como el de los comerciales y la fotografía publicitaría nacen bajo la lógica de una estética de mercado; una estética conductista orientada a inducir uniformidades y no singularidades, una estética de la pasividad (como todo el cosumismo) y no del protagonismo. No importa lo mucho que tengamos naturalizado el mercado, si queremos que su lenguaje se convierta en arte necesitamos hacer una transposición, un esfuerzo de integración de ese lenguaje a otro, que genere un efecto contrario a aquel para el que fue concebido. Es por eso que una lata de sopa Campbell pintada sobre un lienzo puede funcionar, pero agregarle metraje a un video clip no alcanza para convertirlo en un largometraje.
Para mí (y me asumo, como ya dije, como alguien a quien no le gusta este tipo de cine), cuando en una película la cámara no puede estar ni un segundo quieta, hay problemas. Cuando una imagen supuestamente simbólica se repite sin cesar una y otra vez, hay más problemas; cuando la mayor parte de la historia
de una película (recordemos que hablamos de
cine) se narra en off, hay más problemas todavía; si además ese dialogo en off se ilustra (porque no es otra cosa que una ilustración) mediante imágenes completamente irrelevantes, que sólo aportan efectismo, los problemas ya son demasiados. Sinceramente, la primera vez que apareció un plano del cielo-nuboso-en-contrapicado me sentí mal, pero cuando apareció por tercera o cuarta vez ya no me sentí mal, simplemente me sentí como un tipo que estaba viendo una película equivocada, un larguísimo videoclip realizado por alguien con mucho talento formal para el efecto, pero muy poca capacidad para hacer un film, una realización cinematográfica.
Claro que ustedes dirán, ¿y qué es un film? ¿Acaso Andy Warhol no dejó una cámara quieta filmando seis horas el Empire State y a eso le llaman cine? Sí, por supuesto. Cine es lo que cada uno de nosotros queramos. Es sólo que a mí el mundo de las indefiniciones me incomoda. Por eso prefiero decir que a mí, este cine, no me gusta. Yo hace más de quince años que no tengo televisión en mi casa, ¿por qué querría ver un videoclip?
Saludos.