Vista ya. Me ha gustado bastante, aunque debo admitir que me esperaba más. Tiene, al igual que buena parte del cine japonés (¿asiático?) contemporáneo unas dificultades horribles para narrar las cosas con precisión. Así, tenemos una película de hora y veinte que se alarga sin ninguna explicación hasta casi las dos horas. Y es que parece que los tiempos muertos de las películas japonesas se han convertido ya en un tópico, en un peaje que hay que pagar... y aquí muchas veces no tienen ningún valor o efecto. En ocasiones puede resultar incluso cursi esa pretendida poesía que quiere mostrar...
Pero bueno, la película poco a poco se va centrando y es en su parte final cuando mejor desvela sus cartas. Hay en su parte final un montón de escenas memorables, especialmente la del puerto, donde se explica sin palabra alguna la relación entre los dos protagonistas, en apenas dos planos de una enorme belleza. Una película muy Ishii, sin llegar al nivel desquiciado de los Black Angel (las mejores suyas que he visto) pero sin caer en la falsa poesía ridícula de Flower and Snake.
Es también una película llena de incógnitas, como siempre en Ishii... ¿quién será esa Nami Tsuchiya? Yo tendría miedo de ser ella, jeje. Pero en fin, a ver si algún año lo trae Sitges (el único festival español que podría traerlo) y se lo podemos preguntar, porque es realmente curioso. Aparte de eso, numerosas repeticiones de sus películas, especialmente Freeze Me, pero también Gonin (hasta creo que hay localizaciones iguales) e incluso The Brutal Hopelessness of Love.
Recomendable.